Hoy miles de personas se aglutinaban en las calles en busca de un medio de transporte que les llevara a sus trabajos para cumplir en aquellos casos de empresas cuyo funcionamiento quedó habilitado tras el mensaje presidencial o porque temían perderlos por no presentarse. Como para las viejas huelgas del transporte público, de inmediato surgieron vehículos de carga que, atiborrados, trasladaban a esas angustiadas personas en condiciones de total hacinamiento, haciendo literal aquello de que el remedio resultó peor que la enfermedad. Y es que faltó claridad anoche, cuando habló el Presidente, sobre cómo quedaba el ingreso de los trabajadores que no llegaran a sus empresas, ni qué pasaba con aquellas que, por la disposición, estarían abiertas al público.

Existe una economía informal muy alta y es gente que vive del día a día y que siente la imperiosa necesidad de buscar el ingreso para ese sustento diario. Y hay otros que temen que se les vaya a “descontar” el día porque faltó explicar ese pequeño-gran detalle de cómo se va a manejar el tema. Por supuesto que hay empresas que no van a afectar de ninguna manera a sus empleados pero no podemos asegurar que todos vayan a cumplir con sus obligaciones laborales tomando en cuenta que no se trata de un abandono de trabajo ni de una ausencia injustificada, además que el mandatario dijo que se suspenden labores.

Hemos insistido en la necesidad de una comunicación veraz y eficaz para que se pueda enfrentar con buenos resultados esta crisis. La contención de los movimientos persigue, precisa y concretamente, evitar los contactos que pueden extender exponencialmente la propagación del virus que está regándose por el mundo. Mientras menos gente se reúna o entren en contacto, menor será la extensión de la pandemia y por ello otros países han dispuesto bloqueos absolutos, impidiendo que la gente salga a la calle. Por supuesto que todo eso tiene un costo económico y es fundamental que lo asumamos y encaremos porque de todos modos no nos vamos a librar sin tener que pagarlo tarde o temprano.

Pero el problema del Gobierno sigue siendo el manejo de la comunicación porque evidentemente se está actuando apresuradamente sin enfocar todas las aristas de las propuestas que se hacen. En vez del informe comparativo entre la tuberculosis, la influencia (suponemos que era influenza) y el Coronavirus que hay en el mundo, se pudo dedicar el tiempo a hablar de cómo funcionaría el cese del transporte público y qué pasaría con los que no pudieran presentarse a sus trabajos y cómo quedan los salarios de la gente al no acudir. Se puede ir al grano y mantener la claridad. Eso debe buscarse.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorEl colapso de los sistemas de salud
Artículo siguienteCOVID-19: Respuestas a Preguntas claves de nuestros lectores