Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
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“Si alguien considera estar limitado por su género, raza u origen, se volverá aún más limitado”. Carly Fiorina

El 8 de marzo desde 1975 fue institucionalizado por las Naciones Unidas, el Día Internacional de la Mujer, se viene utilizando este día como conmemorativo, reivindicativo o celebrado, pero ¿cómo surge la idea de celebrar un día de la mujer como tal?, de acuerdo a historiadores en 1911, un grupo de inmigrantes, en su gran mayoría mujeres obreras de una fábrica textil de Nueva York, murieron calcinados, por un incendio originado aparentemente por bombas lanzadas para obligarlos a abandonar el encierro en el que se encontraban, por protestar contra los bajos salarios y las condiciones de trabajo en que se encontraban.

Sin embargo, antes del hecho narrado, y de la institucionalización del 8 de marzo, la mujer como ser humano, ya tenía protagonismo en la historia de la humanidad, tanto como literatas, científicas, académicas, y lideresas, pero eran figuras individuales y no todas destacaron, porque se encontraban prácticamente invisibilizadas derivado de una cultura machista. En Europa a mediados del siglo XIX se dieron los primeros movimientos reivindicativos tanto de los obreros como de las mujeres, exigiendo primero el sufragio femenino, y posteriormente otras demandas más.

En Guatemala, las manifestaciones el 8 de marzo no tienen el impacto que en Europa y otros países desarrollados, porque desafortunadamente siempre se acompañan de actos vandálicos que invalidan cualquier acción reivindicativa, sin embargo como un juego del destino, mientras algunas mujeres manifestaban como se ha vuelto costumbre, un número de 56 niñas eran encerradas en el llamado Hogar Seguro, (Centro de rehabilitación) sin permitírseles servicio esencial alguno, una de ellas sin medir las consecuencias de sus actos, y producto de la criminalización de su propia pobreza, incendió un colchón, por negligencia de las autoridades, especialmente de las que se encontraban dentro de la institución, no se activaron los protocolos y 41 de ellas murieron calcinadas, a finales del siglo XIX, aunque sus peticiones no coincidían, si, la falta de respuesta de los Estados en los momentos mencionados.

Veamos, mi posición respecto a las protestas, dependiendo del país de que se trate, tienen diversos significados, en Guatemala, desafortunadamente las reivindicaciones utilizadas en las manifestaciones no siempre tienen una base social, en el caso de las del 8 de marzo se quedan en papel mojado, ya que no tienen un impacto en la sociedad, adicional a la falta de seguimiento, y últimamente el vandalismo que demerita el sentido de la protesta social.

Sin embargo, cada uno de los seres humanos en este país, si podemos cambiar de alguna forma lo que suponemos es, o puede ser nuestro destino, pero no tiene relación directa con las protestas, observemos, hace muchos años, sin conocer de protesta alguna, una niña tenía un destino prescrito, sin embargo su madre decidió que merecía una oportunidad, y le abrió la puerta para que cambiara lo que asumía su destino, en la niña recayó cuál sería su camino a recorrer, y cambió no solamente su futuro, también el de su entorno, así muchísimos seres humanos han decidido tomar el rumbo de su vida, hacia la oscuridad o la claridad, aunque dependen también de otros factores, no hay que olvidar que esos factores estarán, o no, siempre ahí, el ser humano tiene en sus manos hacer la diferencia, desafortunadamente no siempre lo ve.

Viene a colación lo anterior porque siempre he pensado que las manifestaciones son necesarias, pero siempre que tengan un objetivo, y que se les dé seguimiento a los mismos, pero ante todo, que no se desvirtúen por actos de vandalismo, peor aún, las peticiones si se quedan perdidas dentro de la pancarta y el grito, no llegamos a nada, si cada quien trata de llevarse a su terreno lo que quiere para su vida, sin pensar en la comunidad, no se darán cambios sustanciales en la sociedad en general.

No debemos solamente alzar la voz, debemos alzar la mente, los cuerpos y nuestras decisiones, el ser humano en un 60% es el dueño de su destino, el otro 40% son factores externos, que en cualquier momento pueden cambiar.

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