El Alcalde capitalino abordó ayer, por segunda vez en pocos días, el tema del abastecimiento de agua al destacar que existe una Alerta Amarilla porque se estima una reducción en los caudales de ríos y en las fuentes superficiales, producto de los cambios en el clima que se vienen sintiendo desde hace algunos años. Los efectos de esa merma en los caudales se sentirán con una baja significativa en la capacidad de abastecimiento para cubrir las necesidades de la población metropolitana que es atendida por la Empresa Municipal de Agua.

Es obvio que estamos sintiendo los efectos del cambio climático por el que se ha hecho tan poco en nuestro medio y que nos está pasando factura no sólo con el desabastecimiento urbano sino también con el incremento de la sequía en el Corredor Seco, lo que se traduce en mayores expectativas de desnutrición que afecte a los niños. El problema ecológico y ambiental demanda acciones que tendrán efecto en el largo plazo, pero que se deben emprender ahora con visión y firmeza.

Pero en el corto plazo no podemos simplemente entender la causa del problema, sino que tenemos que tomar medidas de verdadera urgencia, entre ellas el uso racional del recurso que se hace más escaso. Ciertamente el tema del abastecimiento de agua en la ciudad de Guatemala ha sido enfocado desde hace años únicamente en la perforación de pozos que se realiza sin control ni registro y que está disminuyendo seriamente el manto friático que es la principal fuente de abastecimiento. El último plan serio para traer agua de lugares remotos por gravedad se elaboró en los años setenta cuando la Municipalidad terminó el Plan Maestro de Abastecimiento de Agua, mismo que fue engavetado torpemente por el alcalde Abundio Maldonado simplemente porque había sido formulado por “los comunistas” del equipo de Manuel Colom Argueta.

El PLAMABAG realizó cuidadoso y detallados estudios de caudales y formuló los proyectos para la captación del recurso, pero fue refundido en alguna oficina municipal que desperdició data valiosa y también costosa, optándose por la perforación de pozos que ha sido replicada por infinidad de particulares que, de esa manera, surten sus propios proyectos habitacionales, creando una anarquía absoluta en cuanto al manejo del recurso hídrico.

Es importante el llamado del Alcalde a hacer buen uso del limitado recurso, pero además se tienen que implementar acciones de largo plazo que mitiguen, por lo menos, los efectos devastadores del cambio climático que ya nos está pasando una factura importante y para ello está la planificación como herramienta de administración.

Redacción La Hora

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