René Leiva
¿Cómo logran los egos descomunales, con indomable vocación narcisista, personalista/individualista adherirse a la misma ideología de otros sujetos con idénticos egos ególatras, si entonces van a llevar el mismo uniforme ideológico identitario que los iguala, los empareja, los nivela? ¿Inevitable atavismo rebañil protoideológico?
Esa desnaturalizada ideología matricida/suicida que desprecia a la madre Tierra, la explota, la tortura, le abre las venas, la incendia, viola sus más sagradas entrañas, esteriliza sus florestas, masacra sus criaturas… mientras, antes de la agonía final, esa ideología pretende emigrar, huir, volar a otro mundo mediante alas pegadas con cera.
Cuanto se dice de Dios -su temperamento, voliciones, caprichos, deseos, ira, esperanza, arrepentimientos, alegrías, tristezas, decepciones, ensueños- es conjetura cabalmente ideológica y demasiado humana.
Eso de “beneficio de la duda” en el contexto político de un gobierno incipiente, a juicio de los más duchos expertos, es una necia y soberana pendejada de generosa desorientación ideológica (sic).
¿Es un imperativo cabalmente ideológico la masiva, rebañil, gregaria moda o tendencia, a escala mundial, del aburrido atuendo pantalón azul vaquero, camisa, blusa, suéter, playera o saco negro, que uniforma, empareja, monotoniza, mimetiza a hombres y mujeres en cuya cabeza, de cada cual, se supone, funciona un cerebro que no puede ni quiere parecerse o semejarse a otros? ¿Qué soterrado atavismo, explotado por el mercado, impele a ataviarse igual, azul y negro…?
“Sueño americano” son dos palabras que separadas tienen un significado múltiple, pero unidas adquieren un sentido ideológico cabalmente falso, engañoso, ficticio, falaz. Una frase ofensiva y burlesca de claro sesgo ideologizante. En el contexto migrante la esperanza, la ilusión o el deseo no equivalen a sueño sino a realidad, pragmatismo, hechos concretos, intencionalidad racional. Y americano es sustantivo y adjetivo que designa a todo lo natural de América, nunca a una sola nación. (El ideológico terrorismo de Estado, en cualquier país que sea, aplicado a niños separados a la fuerza de sus padres y confinados en remedos del infierno, es crimen de lesa humanidad, imprescriptible).
Por invisibles e intangibles, los muros ideológicos tienen cimientos que van del centro de la Tierra, sin tocar su superficie, hasta las regiones cerebrales que engendran las representaciones, los valores y las emociones enlazadas con lo social, lo cual no significa, por supuesto, que esos incorpóreos muros ideológicos no erijan su equivalente material, intimidante y peligroso, en fronteras, límites municipales, vecindarios, instalaciones militares o industriales, y más. (En sus Obras Completas el gran Perogrullo dedica un denso capítulo, volumen XXXVIII, a este asunto).
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Ojalá los discos y otras grabaciones de la ex Radio Faro, algunos de excepcional valor musical, no hayan tomado mal o equivocado camino… Sí, pues cuentan que durante la corrupta e impune dictadura del payasete chafa, en dicha emisora ya no se escuchó más sinfonías, conciertos, música de cámara, balletes… sólo bisutería sonora a la medida del cachimbiro chafa “director” usurpador. ¿Dónde está, si no fue destruido, ese despreciado patrimonio cultural de la Nación, ignorado por la más vandálica idiotez?