Arlena Cifuentes
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Recientemente recibí un audio cuyo mensaje proviene de un sacerdote, lamentablemente no puedo citar su nombre porque no se identifica. El contenido es enriquecedor y muy adecuado para la coyuntura actual del país y de la sociedad en general.

El discurso del doctor Giammattei el día de su investidura fue bastante emotivo y aún en quienes ya no creemos en discursos me pareció que le imprimió al mismo la suficiente convicción y énfasis intentando convencernos de que se comprometía a trabajar por el país con todo el empeño necesario de lo cual dependen la vida o la muerte diaria de miles de connacionales.

Los guatemaltecos carecemos de dignidad y tenemos la obligación de velar porque se cumplan los compromisos de campaña: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último y el servidor de todos”. “Quien quiera ser grande que sirva a los demás, no que se sirva de los demás”. Y es que la gran debilidad del ser humano y sobre todo de quienes aspiran e integran la clase política es servirse de los demás -lo hemos permitido- de las mieles que para ellos conlleva el deleite del poder. En ningún momento el significado de la palabra “Servicio” o bien “servidor público” ha sido considerado seriamente por ellos. Y es que esta es verdaderamente la función que corresponde a quien ostenta el cargo de la más alta investidura del país, ser el primer Servidor y a quienes lo acompañan por igual. “Si alguno quiere ser el más importante que sea el primero para servir a Dios” y al pueblo que lo eligió.

¿Quién es el verdaderamente importante? Quien quiera ser el primero, el más importante, que sea el último, el Servidor de todos. Quien quiera ser grande que Sirva a los demás. El ansia del ser humano en la actualidad se centra en la acumulación de riqueza que le asegura el poder económico no importa cómo se obtenga; y, por otro lado, en la ambición por alcanzar el poder político. Esta lucha es la que determina en la actualidad al ser humano como tal; es el poder en sí mismo, la sed más grande que deshumaniza. El mundo pone de manifiesto bajo todas las formas a su alcance que la sed del corazón del hombre es el poder.

Y es que, en la medida en que me importa la fragilidad y vulnerabilidad de los demás me convierto en el primer Servidor. Ahora bien, si no la cuido sino me importa esa fragilidad es indicativo, dice el Sacerdote, de que muere lo más importante en mí, el amor lo cual determina el significado del Servicio: “es la manera en que cuido la fragilidad que me rodea”.

En nuestro caso ¿Quiénes son los frágiles? Talvez los tenemos cerca y somos incapaces de verlos, porque como parte de la sociedad contaminada los hemos invisibilidad. Los frágiles son todos aquellos que tenemos cerca. Hay una gran diversidad y están por todos lados, los tenemos a nuestro alrededor, talvez muy cerca.

Podemos concluir en que en la manera en que el actual gobierno aborde esa fragilidad tan evidente, tan palpable como lo son la vida en la extrema pobreza y en la prontitud y decisión que le impregne al combate a la desnutrición de nuestra niñez en esa medida será el primer Servidor, el más importante. La importancia de un ser humano radica en como cuida la fragilidad que le rodea. Que sea el último de todos y el servidor de todos. “Nadie es tan grande como aquel que se sabe inclinar ante los demás”.

¿Qué significa Servir? Servir significa mirar la fragilidad, son los rostros sufrientes, el amor que se plasma en acciones y decisiones. ¡Que el doctor Giammattei sea el primer Servidor y, por ende, el más grande!

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