Cartas del Lector

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René Leiva

En la jaula de las ideologías están atrapadas las ideas y los pensamientos; no para protegerlos sino a fin de que escapen.

Mamar y beber leche, acostarse con la vaca, quedarse con el ternero y vender al toro son reales facetas de esa ideología ideal incrustada en la realidad.

Una característica de las ideologías suele ser que su práctica no siempre requiere base teórica, preceptos, postulados, ideólogos incluso, ya que las actitudes y hechos concretos de sus adeptos ciertamente son materializaciones doctrinarias/dogmáticas, pero sin la atinente forma definida del pensamiento respectivo, por paradójico que parezca.

En un principio, si lo hubo, corrupción e impunidad ni parientes eran, pero la ideología dominante las hizo hermanas y más exactamente gemelas, o mejor dicho siamesas, que ni la muerte separa.

Algunos autores sostienen la hipótesis acerca del origen biológico, somático, orgánico, genómico y cromosómico, absolutamente determinista y condicionante, ineludible e insoslayable del acoplamiento de un individuo en una específica ideología, de forma inconsciente, instintiva, automática, maquinal, sea como una bendición o una condenación, según.

La no embozada importancia política de los asesores, consultores, consejeros con honorarios millonarios. La asesocracia es una ideolocracia. Los cuasi anónimos asesores obedecen a una determinada ideología empeñada en conservar su dominio. Más que los aduladores profesionales, son los ideologizados consejeros quienes detentan el poder político/económico, según dictamen del experto Perogrullo.

Hay ideologías que necesitan la sangre de sus enemigos reales o imaginarios por ser el lubricante para que las piezas de su mecanismo se muevan y encajen unas en otras y toda la maquinaria funcione. Llamarlas ideologías sangrientas o sanguinarias suena un tanto exagerado, opinan sus simpatizantes, caso contrario de sus seculares víctimas.

¿Vaciarse en el molde de una ideología o hacerse lavado de cerebro de pies a cabeza?

¿Es ideológico el tradicional, secular, arraigado estoicismo de la ciudadanía, su vicio masoquista de dejarse engañar por embusteros profesionales? ¿Tropezar siempre con la misma o similar o equivalente piedra? ¿Esa repitencia patológica de errores políticos y cívicos? ¿Es ideológico creer que todas las desgracias sufridas y toleradas son por insondable voluntad de Dios? ¿Qué aberrante, inhumana ideología es esa que amordaza, maniata, encadena, enjaula y encaverna a todo un pueblo de por vida?

El fuego de los incendios provocados, el agua de lluvia que anega viviendas modestas, el calor que derrite las nieves eternas, el ruido que raja tímpanos y paredes y esculturas, el esmog que suplanta a la atmósfera en muchas ciudades, los basureros que crecen como protervas plantaciones, las motosierras y tractores que torturan bosques y selvas… ninguno de esos agentes mortales tiene una ideología implícita, claro, pero todos obedecen o responden a causas ideológicas dispersas.

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¿Seguirá el ridículo y lastimoso cachimbiro chafa como usurpante “director” de Radio Faro Espuria durante el “nuevo” gobierno?

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