Amy Goodman y Denis Moynihan
El martes por la mañana, un día antes de que se cumpliera un nuevo aniversario del nacimiento de Martin Luther King, un grupo de policías, alguaciles y un equipo táctico de la unidad de militares de élite SWAT armados con un robot militar sitiaron una casa en Oakland, California. La amenaza que enfrentaban: mujeres y niños que luchaban pacíficamente por el derecho a una vivienda segura y asequible. Las familias estaban ocupando una casa vacía en la calle Magnolia 2928, en el oeste de Oakland, desde el 18 de noviembre. El grupo “Moms 4 Housing” (“Madres por el derecho a la vivienda”, en español) se define como “un colectivo de madres sin hogar o que viven en viviendas precarias”. Cuentan en su sitio web que: “Antes de conocernos, nos sentíamos solas en la lucha, pero en Oakland y en la Bahía de San Francisco hay miles de personas en la misma situación. Nos unimos con el objetivo de reivindicar el derecho de la comunidad a la vivienda frente a los especuladores y a quienes intentan lucrar con ella”. Dos de las madres y dos personas que estaban apoyándolas fueron arrestadas en el allanamiento ocurrido en la madrugada, y la casa, que pertenece a la empresa de especulación inmobiliaria Wedgewood Properties, fue tapiada de inmediato.
Dominique Walker es una de las madres de “Mamás por el derecho a la vivienda”. No fue arrestada porque a las 5 de la mañana estaba en un estudio de televisión saliendo al aire en el noticiero de Democracy Now! La policía aún no había allanado la casa. Dominique Walker nos dijo: “Le hemos dado un refugio a nuestros hijos. Esta decisión fue producto de la desesperación absoluta, de haber pasado por todos los diferentes programas creados para ayudar a familias que atraviesan esta situación terrible. Nada funcionó. Nos dieron la espalda. Recortaron el financiamiento a los programas creados para ayudarnos. Fue un acto de desesperación y pone de relieve un problema mucho más grave”.
Mientras Dominique hablaba, le informé acerca de un mensaje de texto que acabábamos de recibir, en el que se avisaba que la policía estaba allanando la casa y dando instrucciones a la gente de que la abandonara. Dominique se quitó el auricular y salió corriendo del estudio para regresar a la casa con las otras madres. Salió junto con Carroll Fife, que también fue entrevistada por Democracy Now! esa mañana. Fife dirige la filial de la Alianza de Californianos para el Empoderamiento de la Comunidad en Oakland. Carroll Fife dijo durante la entrevista: “Tras la crisis de vivienda y la crisis de las ejecuciones hipotecarias de 2008, muchos propietarios perdieron su principal vivienda, su única vivienda. Ello permitió a los especuladores y a los bancos que fueron rescatados por el gobierno en ese momento comprar propiedades a precios muy bajos. Eso aún está sucediendo y aún estamos sufriendo los efectos de la crisis hipotecaria, dado que el 35% de las viviendas en Estados Unidos está en manos de especuladores”.
El 15 de enero Martin Luther King Jr. habría cumplido 91 años si no hubiese sido asesinado en 1968 a los 39 años de edad. Su labor por los derechos civiles en el sur de Estados Unidos es bien conocida. En marzo de 1965, King pronunció un discurso en la famosa marcha de Selma a Montgomery por el derecho al voto. De pie frente al Capitolio del estado, tras la llegada de la marcha a Montgomery, dijo: “Marchemos en contra de la segregación en las viviendas, hasta que desaparezcan los barrios marginales y se elimine la depresión social y económica, y las personas negras y blancas puedan vivir en armonía en viviendas decentes, seguras y con buenas condiciones sanitarias”.
En los meses siguientes, King se centró en enfrentarse al racismo en el norte del país. Creó el Chicago Freedom Movement (Movimiento por la Libertad de Chicago) en contra del racismo y la segregación en la vivienda en esa ciudad y sus barrios periféricos. Fue atacado con violencia y dijo a la prensa, después de que lo golpearan en la cabeza con una piedra, que en el sur nunca había sentido tanto miedo como en el norte. Afirmó: “Nunca vi, ni siquiera en Mississippi y Alabama, multitudes tan llenas de odio como las que vi aquí en Chicago”.
La campaña de King combatió con éxito el racismo sistémico y las prácticas discriminatorias en el acceso a la vivienda de personas de color en Chicago, y contribuyó a la aprobación de la Ley de Vivienda Justa en 1968. Fue justamente por infringir esa ley que el empresario inmobiliario Fred Trump y su hijo Donald Trump debieron llegar a un acuerdo con el gobierno federal en 1975 tras ser acusados de discriminar sistemáticamente a inquilinos afroestadounidenses que buscaban apartamento en sus complejos de viviendas en Queens, Nueva York.
Pero, volviendo a Oakland, mientras el noticiero de Democracy Now! estaba por finalizar el martes a las 6 a.m., hora del Pacífico, Carroll Fife concluyó: “Debemos eliminar la especulación inmobiliaria y debemos dejar de considerar a la vivienda como una mercancía. Todas las personas que han venido a brindarnos apoyo en los últimos dos días están de acuerdo con esto”.
Ese mismo día, apenas horas más tarde, seis precandidatos presidenciales blancos del Partido Demócrata se reunieron en Iowa, uno de los estados más blancos del país, para enfrentarse en un debate antes de las elecciones primarias del estado, que pueden definir la candidatura del partido. Fuera de la sede del debate, el reverendo William Barber encabezaba una “Marcha moral” como parte de la Campaña de los Pobres. Mientras los manifestantes coreaban “cambiaremos a la nación”, el reverendo Barber afirmó: “En los últimos cuarenta o cincuenta años, este país le ha escapado al problema de la pobreza. En los debates hablan de la clase media, de la riqueza. Nunca los escuchamos hablar de los pobres”.
Barber y su Campaña de los Pobres están reclamando que los candidatos participen en un debate televisivo sobre la pobreza, que incluya la problemática de las personas sin hogar. El movimiento es una continuación de la última campaña de Martin Luther King, el Movimiento por los Pobres, iniciada justo antes de que King fuera asesinado. Más de 50 años después, de Chicago a Oakland, pasando por Des Moines, Iowa, la lucha continúa.