Este fin de semana tuve la oportunidad de ver en Netflix un extraordinario documental sobre José Mujica, el expresidente uruguayo que sorprendió al mundo no sólo por su extraordinaria personalidad, sino por la forma sencilla en la que desempeñó el cargo al frente de su país. “El Pepe, Supreme Life”, es un muy buen trabajo a partir de una entrevista en la que participa también su esposa y varios de sus viejos compañeros de lucha en los remotos años en los que la democracia fue eliminada de la región porque con la implementación del trágico Plan Cóndor se propagaron las dictaduras militares y la guerra sucia en el cono sur del continente.

Pienso que para alguien que se está preparando para asumir la presidencia, como el doctor Alejandro Giammattei, esta documental tiene elementos invaluables que pudieran ser inspiradores para un ejercicio distinto y correcto de los poderes inherentes al cargo de Presidente de una Nación. Y es que se trata de un hombre al que le tocó sufrir y mucho, condición que generalmente causa profundos dolores, pero que también ayuda a fortalecer de tal manera el espíritu que puede tener efectos extraordinarios.

Yo recuerdo muy claramente un día en el que, a punto de entrar a La Hora, se me acercó un hombre mayor para decirme que era lector de este medio y que había conocido mucho a mi abuelo. Se trataba del sacerdote Juventino Arbizú y cortésmente hizo una buena crítica de mi desempeño como periodista, pero agregó que nunca llegaría a tener la estatura de Clemente. “¿Sabe usted por qué?”, fue la pregunta directa que me formuló. Le dije que seguramente porque no tenía la memoria ni los muchos conocimientos que tuvo siempre el fundador de La Hora, pero él atajó mi respuesta y me dijo: “No, usted nunca será como él simplemente porque usted nunca ha sufrido lo que a él le tocó sufrir”, palabras que se me grabaron porque ciertamente a mí me ha tocado una vida plagada de bendiciones, mientras que la suya fue llena de trágicas y dolorosas vicisitudes.

En este documental ese tema sale a relucir con insistencia y pensé que a Giammattei la vida no le ha sido fácil desde que, muy joven, resultó con un padecimiento que le limitó físicamente. Ojalá que en él tenga efecto aquello que me dijo a mí el Padre Arbizú puesto que eso podría ser la clave para marcar una diferencia significativa en cuanto al desempeño de las funciones que le esperan a partir de mañana y para soñar que su último día de poder sea como fue el de Pepe Mujica en la Presidencia.

Especialmente sería interesante que pusiera atención a lo relacionado con su estilo de vida antes, durante y luego de ejercer el cargo de Presidente. No es simplemente que cuando fue presidente siguió hasta usando su escarabajo Volkswagen para desplazarse por el país, sino de haber entendido que “si fue electo por la mayoría tenía el deber de vivir como la mayoría”, sin esos cambios drásticos que marcan la vida de nuestros gobernantes que, pasando de zope a gavilán, se entregan en brazos de las roscas que explotan vanidades y orgullos vanos para convertirlos en títeres fácilmente instrumentalizados. Por ello me atrevo a sugerir al futuro presidente que aparte poco más de una hora para ver esa documental.

Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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