Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es
“No sólo hay desigualdad en la distribución de la riqueza, sino en la satisfacción de las necesidades básicas.”
José Saramago
Es inadmisible la facilidad con la que se utilizan los espacios públicos, con el objetivo de favorecer a determinados grupos de la población, en detrimento de la vida digna de otros grupos considerados por las elites, como de menor importancia social y económica.
Uno de los últimos ejemplos, de la forma en que el antiguo alcalde de la capital dejó su infausta herencia de reyezuelo, y de la ceguera de la población que vota agradecida de ver florecitas y rotondas cada kilómetro, aunque el tránsito sea un caos, es el desafortunado paso a desnivel de llamado Cuatro Caminos en la intersección de varias zonas, que separan a varios estratos de la población considerados de diferente categoría.
Veamos, el cruce del Bulevar Lourdes a zona 16 y parte de zona 17, se despejó como por arte de magia, no existen semáforos y el tráfico es fluido, pero ese mismo cruce que lleva a los usuarios a carretera del Atlántico, zona 18, y parte de zona 17 se convirtió en un infierno más dentro de este caótico mundo dominado por el estrés de tráfico, que ha provocado en su corta existencia ya varios accidentes.
Al realizar un análisis estético, social y estructural la “magna” obra del Alcalde en funciones, constituye una violación al principio de igualdad, porque si la Calzada La Paz, llamada así en honor del señor Arzú Irigoyen, había desahogado un tanto el tráfico que conduce a carretera al Atlántico, históricamente importante para el país, pero además altamente necesaria para la economía y el tráfico de personas, esta obra se ha visto colapsada primero porque la municipalidad capitalina ha concedido licencias de construcción a pocos metros de ríos de aguas servidas, posteriormente la creación de rotondas cada mínimo espacio, y por último, la construcción del paso a desnivel.
La parte antiestética de un paso a desnivel caótico, para cualquier ser humano, es la de un embudo en forma de caracol que hace más denso el transito que va directamente a carretera al Atlántico, derivado de lo anterior estéticamente no tiene ninguna relevancia.
El aspecto social es un monumento a las diferencias sociales, valorando más lo económico de unos cuantos sobre la dignidad humana de una masa bastante voluminosa, porque donde circulan más personas con menos recursos es un infierno vehicular, mientras las vías en las que circulan menos personas, pero con más recursos es un paraíso para el tránsito, socialmente el más grande paso a desnivel construido hasta el momento, es un monumento de las diferencias sociales que siempre han dominado el país.
Estructuralmente, el Alcalde en funciones debería entregar a la población, el estudio sobre el que se basó la decisión del Consejo Municipal para determinar que semejante ofensa a la arquitectura fuera construida, la lógica indica que estructuralmente el paso a desnivel de cuatro caminos no llena los requisitos arquitectónicos para ser viable.
Aunado a lo expuesto, semejante construcción es el preámbulo para que ciertos comerciales sean construidos al borde de ríos de aguas servidas, para que la población de parte de zona 17, y zona 16 tengan acceso directos a estos comercios, el paso a desnivel de cuatro caminos está construido específicamente para que la población de estas dos zonas, tengan vía libre para accesar a estos comercios sin molestos semáforos, por lo mismo tampoco serán victimas de Emetra y sus acosos a la población en general.
Invito a los señores de la Contraloría General de Cuentas a que investiguen cómo se planificó, cuáles fueron los motivos, cuánto costó, y a quién beneficia la construcción inaugurada con tanta pompa sin estar completamente terminada, si esto no fuera suficiente, quedó evidenciado desde el primer día que es un fracaso del Alcalde en funciones y su Consejo Municipal, porque parte de su inauguración fue el primer accidente.
No se puede dudar que la “magna obra” es una violación a varias garantías de los ciudadanos que se ven obligadas a transitar por la “moderna” estructura municipal.