Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Primero un filosofaso: De qué sirve una independencia política si no hay financiera, eso solo nos da un mundo sin evasión posible: o la lucha por esquivarlo o la resignación. La mayoría se decide por lo segundo. Conclusión: nos ahoga cada día más ese mundo sin evasión.

Me fui a luchar lleno de una mezcla de indignación y rabia; volcado sobre un resentimiento contra todo y todos sin fronteras. Apenas a las pocas semanas de enfrentamiento, las ideologías quedan atrás, un sentimiento de odio y venganza encierra mis razonamientos y al mes soy ya una fiera que no simpatiza con partido alguno sino con vengar y vengar.

De cada enfrentamiento solo guardo imágenes incoherentes: sangre, gritos y quejidos, retorsiones pidiendo pelo y a mí eso me viene guango. Mi cerebro no acumula idea alguna y solo aprendí a leer el peligro en cada rostro, en cada árbol, sonido, y el único lazo que nos une a unos con otros es el temor y la única ternura que me sostiene de caer de lleno en lo inhumano es el recuerdo de mi madre. Acá todo es luchar y tener hambre, creo que ya estoy a punto, sino ya soy, de volverme malhechor y el mal con dificultad lo distingo del bien. Cuántas veces en los caminos, no me he encontrado cuerpos quemados o descuartizados, madres y niños llorosos, pero eso no me da pena, los he zarandeado y dicho ¡puta muchá! por ustedes peleo y lo único que hacen es lloriquear y lamentarse y sabes, la única respuesta que tienen es sonreírse ¡imagínate! sonreír ¡cabrones! no merecen el esfuerzo que hacemos.

Vos y todos los que dicen hacer causa, no son más que unos arrimados a las creencias nuestras; únicamente mirones de lo que pasa y hacemos; interesados más por como sobrevivirán a nuestro triunfo, que luchadores por el mismo; espectadores de palco ante el pasar de la historia. La única solución que encuentro a ello, es que cuando ganemos los mandemos a trabajar a las fincas y a las fábricas. ¡Mi huevo pensás! eso no ni hablar… Son ustedes lo mismo que los que combatimos: aprovechados, bufones en medio del drama, sueñan ser los businessman del futuro. ¡A la mierda! habrá que fusilarlos a todos por cobardes; incapaces aun de legalizar la situación a base de protestas. Por eso no entiendo el porqué de la orden: a los señoritos de la universidad hay que protegerlos. Qué gran paja, ¡cobardes! insisto, auténticos camuflados de capitalistas en potencia y explotadores. No sé por qué no arremetemos también contra ustedes. Lo único que roe su alma y su mente es volverse capitalistas algún día. Turba de contrarrevolucionarios a los que habrá que acabar. ¡Qué miarda! Morir por nada en medio de este caos.

Bueno chucho voy terminando antes de que se me ocurra quebrarte el cutete. Presumes no ser ni rojo ni blanco ni azul ni gris, bebedor e idealista, salúdame a los cuates y feliz año 68, mientras por buen tiempo, sigo dando vueltas sin avanzar.

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