Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Me encontraba haciendo apuntes para escribir el presente comentario, cuando escuché por la radio la infausta noticia del accidente del autobús tipo pulman de la empresa Rápidos del Sur, proveniente de Petén, el que fue embestido por un tráiler en el kilómetro 172.5 de la ruta al Atlántico, con la cauda de veintiuna personas fallecidas y diez y nueve heridas. ¿Cómo podía entonces desearle a la población guatemalteca un feliz descanso durante las fiestas navideñas cuando se encuentra de luto y apesarada por la tristeza provocada, ¡otra vez!, por un desalmado de tantos que utilizan este tipo de vehículos para hacer lo que les ronca la gana conduciéndolos a velocidades superiores a los 80 kph, en pésimas condiciones de funcionamiento y mantenimiento?

El presidente Jimmy Morales ya adoptó la misma costumbre del ahora “su amigo” el presidente norteamericano Donald Trump, de ponerse a enviar mensajitos por la vía del Twitter, esta vez, para decir que se encontraba acongojado por esta noticia, pero yo le pregunto: ¿cómo se atreve a decirlo, cuando por decisión de su gobierno no se obligó a los transportistas a colocar limitadores de velocidad aduciendo mentiras, entre otras, que eran muy costosos los limitadores, como que causaban problemas a sus vehículos? ¿No les da cargo de conciencia la responsabilidad que conlleva provocar el dolor y lágrimas de nuestros paisanos por la pérdida de tantos familiares y amigos, entre ellos nueve jóvenes o niños, a pocos días de conmemorar el nacimiento del Niño Jesús?

Permítaseme seguir insistiendo en que las causas que provocan accidentes de tránsito se dividen entre actos y condiciones peligrosas, estando entre las primeras que los vehículos pesados son conducidos por personas sin la capacidad ni experiencia necesaria para hacerlo y que irresponsablemente los conducen a excesiva velocidad y entre las segundas, que los vehículos circulan en malas condiciones de funcionamiento de sus frenos, llantas lisas y con problemas mecánicos sin embargo, ¿qué hacen las autoridades encargadas de velar porque las leyes se cumplan? ¡Nada! Así como se lee. Siendo las ocho horas, del domingo 22 de diciembre, pudimos ver a uno de estos armatostes corriendo a más de 100 kph, por el Anillo Periférico de la ciudad capital, sin que a todo lo largo de esta ruta se haya visto, al menos, a un solo policía municipal de tránsito, encargados de velar por su cumplimiento.

Pero, estimado lector ¿sabe qué es lo más preocupante? Que al paso que vamos ni el año entrante, ni los subsiguientes vamos a poder apreciar cambio alguno en la prevención de accidentes porque según nos enteramos, prontamente el alcalde metropolitano, cuyo título solo está de adorno, se va ocupar dentro de poco del Aeropuerto Internacional La Aurora y entre eso y montar ferias en el parque central por cualquier motivo, organizar carreras de maratón y demás actividades populistas ¿a qué horas va a tener tiempo para cumplir con sus deberes edilicios fundamentales de prevención?

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