Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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Adolfo Mazariegos

Inmerso ya en esa dinámica decembrina de los convivios y festejos navideños, tuve la oportunidad de asistir el pasado viernes a una interesantísima y por demás agradable reunión a la que fui amablemente invitado desde hace más o menos un mes. Una suerte de convivio navideño en el que la poesía, los relatos, la buena música y el debate en temas diversos de actualidad no estuvieron ausentes, quizá en ello radicó la diferencia con los convivios navideños a los que usualmente he asistido en otras ocasiones (que, por supuesto, también los he disfrutado mucho, dicho sea de paso). La reunión, que inició hacia el final de la tarde, se prolongó hasta la madrugada, sin que los asistentes nos percatáramos siquiera del paso de las horas, inmersos en esa vorágine de letras, anécdotas y recuerdos que el anfitrión adornó con una maravillosa presentación en video y con un refrigerio de gusto exquisito en el que el buen vino, los quesos y las frutas de la época fueron protagonistas inigualables. Salí del evento muy contento y agradecido, con varios obsequios de valor incalculable para mí: una botella de tempranillo obsequiada por el anfitrión; varios libros amablemente obsequiados por sus autores; un CD con el video de la presentación que el anfitrión realizó; y varios obsequios más que mi agradecimiento no alcanzaría a dimensionar con justicia en virtud del inmenso valor no cuantificable pecuniariamente que tienen. La literatura, los avances de la ciencia, la inteligencia artificial, las preocupaciones por la educación -y hasta las diferencias de opinión con respecto a la más reciente novela del Premio Nobel de Literatura que recientemente visitó Guatemala- se hicieron presentes en las charlas y discusiones que los presentes sostuvimos; preocupaciones legítimas y reflexiones que, las más de las veces, pasan desapercibidas o subestimadas en un país como este de la eterna primavera. Por ello, no puedo menos que agradecer tanto la invitación como el trato amable; las charlas y entretenidas discusiones respetuosas en el marco de las letras y en las cuales no podían faltar Cortázar, Rulfo, Asimov, Donoso, Bécquer, Storni, Lévi-Strauss, Machado (y la canción de Serrat) entre otros; la poesía y los cuentos que se leyeron a micrófono abierto; las copas de vino, el refrigerio y tantas otras cosas que quizá sería ocioso enumerar. Gracias poetas Aron Daled, Juan Luis Gálvez, Armando Cano, Angélica Narciso, Sergio Villagrán, Carlos de León, Luis Armando Pérez, Esmeralda… (me disculpo si se me escapa algún nombre): ya estoy leyendo ese exquisito libro de poesía que supone sus “250 Km de Poesía”. Muchas gracias también al licenciado y poeta huehueteco Elder Exvedi Morales Mérida, que, aunque no estuvo presente, sí formó parte de la presentación y tuvo la gentileza de enviarme dos de sus obras poéticas, muchas, muchas gracias a todos. Que las letras y esa preocupación manifiesta con respecto a la cultura y la educación en Guatemala sigan siendo una constante en su quehacer a lo largo del próximo año, y de todos los años por venir. ¡Enhorabuena!

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