Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Hace unos días el sindicato de Joviel Acevedo entregó un reconocimiento al presidente Jimmy Morales que se reduce a la forma tan diligente en la que el mandatario cumplió con un Pacto Colectivo que es sumamente beneficioso para los maestros, pero muy perjudicial para el país y en especial para nuestros jóvenes, porque el acuerdo le representa mejoras al profesor aún y cuando su alumno se queda atrás.

Ya es sabido que Joviel representa una fuerza que en algunos días de clase hacen su papel de “educadores” y en otros son la fuerza de choque para los Gobiernos que tienen perversas intenciones y que actúan en contra de los intereses del pueblo y a favor de particulares intereses.

No puede, ni por asomo, sorprender que estén de mil amores y basta ver los resultados que tienen los alumnos en las escuelas para saber que el trabajo que nos viene es monumental y que en lugar de andar en componendas políticas, el magisterio debería ser el principal interesado en que la problemática en educación se aborde de manera integral.

Estamos en épocas en las que ya ni se guardan apariencias y en las que a Morales se le agradece que haya sido un adalid de impunidad (Joviel es otro al que no le interesa que se metan a husmear mucho) y eso explica el por qué ahora ambos se terminan diciendo que son aliados de la educación.

Todos los gobiernos han tratado con pinzas a Joviel porque saben que dejar tirados a los alumnos y a los padres con tal de venir a presionar o servir al Gobierno de turno es factible y por eso es que no se le ha entrado al problema de fondo.

Menuda tarea para el nuevo Gobierno y nos sentaremos a esperar si en 4 años estarán reconociendo a Giammattei. Si lo hacen y los resultados siguen siendo lamentables, ya sabremos qué papel habrá jugado el futuro Presidente.

Y hace unos días también fue galardonado el Nuncio Apostólico, Nicolas Thevenin, por parte del CACIF. Tal homenaje me hizo recordar que una de las cosas que reclamó el empleado de un anunciante que quitó su pauta cuando publicamos cuál había sido su postura en la última audiencia cuando fueron imputados, fue justamente el que hayamos publicado que en el 2017, el Nuncio citó a empresarios para que se reunieran con el Presidente y así los terminara de convencer de que expulsar a Iván Velásquez era el mejor camino para Guatemala. Ese fue solo el primer capítulo de un lamentable papel.

Sabiendo lo que el Papa Francisco ha dicho de la corrupción, siempre contrasto la actitud del Nuncio en Guatemala y más tras oír ayer al Cardenal Ramazzini quien hasta planteó la posibilidad de excomulgar a quienes se roben el dinero de la salud.

Ayer Ramazzini, en un evento en el IGSS, fue claro en torno a que la Iglesia acepta pecadores arrepentidos, pero no corruptos. Solo el Nuncio y Dios sabrán cuál habrá sido la razón por la que el representante del Papa se jugó del lado inesperado cuando el futuro del país pasa porque enfrentemos el flagelo de la corrupción para construir un verdadero Estado de Derecho.

Nunca entendí por qué el Nuncio se había prestado al juego, pero en estos últimos días se aclaró más el panorama.

Artículo anterior¡Tienen razón los jóvenes!
Artículo siguienteLa venganza de los corruptos