Pienso que Estados Unidos está viviendo acaso el momento más crucial de su historia con el proceso de Impeachment iniciado en contra del presidente Donald Trump, mismo que, como los norteamericanos saben, no va a lograr la destitución por el respaldo de los Senadores republicanos al mandatario. Por ello supongo que lo que los demócratas pretenden es abrir los ojos al electorado sobre las perversiones cometidas en el ejercicio del poder que han significado minar, seriamente, el sistema de pesos y contrapesos que es el cimiento del modelo democrático.

Se trata de una apuesta arriesgada pero que posiblemente sea la única opción existente para evitar el colapso. Si los electores de Estados Unidos repiten su elección de 2016 cuando eligieron el magnate Donald Trump, estarán cavando su propia tumba o, mejor dicho, clavando la sepultura de la que presume ser la mayor y más sólida democracia del Mundo, porque un Trump reforzado por el apoyo popular que puede obtener, a pesar de las evidencias irrefutables de sus abusos y de la forma en que obstruye la justicia, no tendrá ya más límites y todas las preocupaciones que quisieron atajar los Fundadores de la Patria, como les llaman en Estados Unidos a quienes hicieron la Constitución, se harán realidad.

Estoy convencido que un Trump vigorizado con una reelección no tendrá límite alguno y se propondrá la prórroga de su mandato, entre otras cosas, porque su personalidad le hará sentirse consagrado como el poder supremo, muy arriba de sus pares del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia, lo que significará el fin del modelo tal y como ahora lo conocemos y como ha funcionado desde el siglo dieciocho.

En otras palabras, no son solo los demócratas los que se están jugando el futuro en la elección del año entrante, sino que lo hacen los Estados Unidos y el veredicto lo dará la población cuando acuda a las urnas en el próximo noviembre. El juicio político al Presidente, sobre la base de los cargos que está ya por presentar el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y que será aprobado, sin duda alguna, por el pleno debido a la mayoría que tiene el partido Demócrata. Pero el Impeachment no prosperará en el Senado y con ello termina todo el trámite legal, pero se pretende que los cargos, sólidamente presentados y explicados, sirvan para abrir los ojos a los electores sobre lo que de verdad está en juego, que no es nada más ni nada menos que la supervivencia del sistema democrático.

Hitler sería babucha a lado de un Trump que no solo logre superar el juicio político en su contra, sino que, además, resulte vencedor en lo que será sin duda una de las más intensas batallas políticas de la historia. Y recordando que es un político teflón, al que hasta ahora todo le ha resbalado, superando hasta graves y concretos señalamientos de conducta sexual inapropiada, no sería raro que en enero de 2021 vuelva a ser juramentado para sentirse como amo y señor para actuar y operar sin límites para el abuso en el ejercicio del poder.

Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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