Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Camaradas, el capitalismo es la explotación del hombre por el hombre. El sindicalismo es lo contrario”.
Coluche.

Soy una persona, respetuosa de las diferentes expresiones de reivindicación de los derechos de los individuos, como el elemento más importante en el desarrollo de cualquier sociedad, colocando en una balanza lo bueno y en otra lo malo de la evolución humana, nos encontramos con el resultado ineludible que la transformación se encuentra plagada de claroscuros, no existe blanco o negro en las relaciones humanas.

Derivado de lo anterior, los DD. HH. son utilizados buscando un resultado muy diferente a la mística propia por la que surgieron, si revisamos la historia de la humanidad, está por un lado Cristo que para dejarnos un mensaje de amor tuvo que morir en la cruz, hasta una inquisición que utilizó el mensaje de amor para que unos cuantos se enriquecieran, entre uno de los tantos pecados que en nombre de Dios cometieron.

Viene a colación lo anterior por el complejo tema del sindicalismo en el país, utilizaré como referencia dos casos, de los resultados de la utilización del poder, desde expresiones insignificantes y que perjudica a unas cuantas personas, hasta otras de mayor trascendencia, que afectan la vida de una generalidad.

El primer caso, se encuentra en uno de los tribunales de la vía civil del país, en el que se halla una pequeña y trascendental comunidad, compuesta jerárquicamente, desde el juez, hasta la persona encargada de la limpieza, cada uno de los seres humanos en esta pequeña colectividad, tiene una función específica, al momento que una de estas piezas tenga una falencia, todo lo demás no funciona, mientras los usuarios que claman por justicia, se encuentran en estado de indefensión.

Dentro del engranaje de un juzgado, el juez dicta sentencia, el secretario autoriza, el oficial estudia y presenta la ponencia, y el notificador notifica, estas cuatro personas son fundamentales en la línea de aplicación de la justicia, y se encuentran entrelazadas para lograr un resultado, que tendrá un impacto en la vida de una o varias personas.

En el caso específico, la notificadora, es además de empleada del OJ, sindicalista, ¿Qué tiene de malo? Podría señalarse que nada, sin embargo, como parte de sus funciones dentro del sindicato tiene que sesionar un día cada semana, en teoría, no existe nada que objetar, el problema se encuentra en que lo tiene que realizar dentro de su horario laboral, pero, resulta que las actividades sindicales las realiza el día completo, como resultado un día entero no laboraba (Desde hace unos meses utiliza dos días laborables para realizar sus actividades sindicales), pues bien, en ese juzgado, el juez resuelve, la secretaria autoriza, la oficial trabaja la ponencia, y todo este esfuerzo se queda en el basurero cuando llega a manos de la notificadora, en el último eslabón se queda la resolución, porque la notificadora no trabaja dos días, lo que convierte su semana laboral en una semana de tres días, lo más nefasto es que no repone los día que no trabaja, porque según sus argumentos sus días hábiles son tres, aunque los de los demás sean cinco.

Esta sola pieza, en todo el engranaje de la aplicación de justicia, se convierte en el cuello de botella que entrampa todo el funcionamiento del juzgado, y los usuarios se convierten en víctimas de la nefasta actitud de abuso de poder de una sola persona dentro de un pequeño conglomerado.

De lo particular a lo general, nos encontramos a un Joviel Acevedo, personaje oscuro que actúa para satisfacer sus propios intereses, y la de quienes se lo solicitan, sin importar el daño a la sociedad, los niños no reciben clases, los trabajadores no llegan en tiempo a sus labores, el estrés crece como resultado del congestionamiento, todo esto, bajo el manto de impunidad de este mal llamado dirigente sindical, mientras la sociedad se encuentra urgida de verdaderos líderes con vocación de servicio.

Lo transparente se empaña, bajo el desaseo de las malas acciones.

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