Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

post author

Alfonso Mata

Ante el clisé actual de “era digital y de las redes sociales”, muchos nos preguntamos si ese nuevo ambiente virtual en crecimiento, aleja a las personas entre sí más que acercarlas. No cabe duda que es más fácil clicar un “like” (me gusta), que expresar una palabra de comprensión o de agrado junto a quien padece en el cuerpo o el espíritu. En definitiva, uno se pregunta si la obsesión por la pantalla nos hace más indiferentes hacia nuestro prójimo y si en la “era digital”, la soledad no se ha hecho más profunda que nunca. Nuestro convivir diario se topa cada vez más, con caras inexpresivas y con ojos metidos dentro de los celulares, en un mundo con distintos ejes culturales en ebullición cada vez más complejos. Y no podemos entender aun, cómo esa conducta pueda superar la dificultad de elaborar una síntesis de valores y realidades, que debe resolver el desafío social, político y ambiental que nos ahoga.

Vivimos confinados a una realidad corporal, dentro de la que nacemos y nos desarrollamos, que ha cambiado poco y dentro de ella, constantemente nos agita el sentido de nuestra existencia. Y en medio de esos mundos, actualmente contamos con la virtualidad que nos transforma los segundos, los minutos y no digamos las horas en un “ahorita” de vivir y asumir. En esa mezcla convulsionada, se da un alejamiento cada vez mayor de la cercanía entre nos: de estar cerca, al lado, mirar a los ojos, escuchar directamente, tocar, hablar cara a cara, sentir. Cada vez más, giramos nuestro existir alrededor concretamente de una “presencia mediada”, es decir, que se expresa a través de palabras escritas o grabadas, música, video, fotografía, emoticones, gif… que deja mucho por definir. Y entre estos dos extremos de realidades, teóricamente bien delimitados, hay infinidad de grises en los que se desarrolla la realidad existencial del hombre actual cada vez más carente del “real otro”.

Pero no podemos ignorar los abuelos, que está en formación una nueva existencia. Una existencia para lo cual fuimos poco preparados. Una existencia “mediada” que tiene ya “presencia”, porque queramos, nos guste o no, lo digital, lo virtual, no son un abstracto, no son ficticias, son realidad; otra forma de realidad envolviendo lo humano. Y aceptemos que aunque nosotros los viejos lo veamos como un instrumento para las nuevas generaciones, no es un instrumento como puede ser un martillo o un electrodoméstico, sino un “lugar” en el que se habita y donde uno se relaciona con otras personas. El mundo de la gente que se conoce, se pregunta y se responde, dialoga, discute, compra, vende, comparte informaciones y sentimientos, valores, experiencias de vida y significados, se encuentra cada día más lejos de presencia corporal y humana y cada día es mayor el número de los “nativos digitales”, con “lenguaje digital”, conquistando un mundo “primitivo” para formar su “continente digital” que demanda muy poco un crecer y reproducirse codo a codo, y poco saber y entender su futuro. Cosa difícil de entender y más aún saber es qué saldrá de ello y de su lugar del ser humano en ello. Vivimos tiempos de conquista para la humanidad y su futuro.

Artículo anteriorAutonomía universitaria
Artículo siguienteA los setenta y cinco años de la autonomía universitaria