Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

El caso de la matanza de la familia LeBarón en México ha dejado un sentimiento de terror y miedo a familias que viven en México y en gran parte de la América Latina. La familia LeBarón se asentó en la parte Norte de México desde 1924. El respetado patriarca de la familia, Alma «Dayer» LeBarón. Dejó el estado de Utah en Estados Unidos porque practicaba la poligamia. Aunque en español pareciera ser nombre para mujer, Alma «Dayer» LeBarón, es un hombre que era casado con dos mujeres y fundó una colonia para vivir con su familia: sus dos esposas e hijos.

Se cree que una banda de traficantes de droga fueron los autores de la masacre “por equivocación”. El secretario de Seguridad de México, Alfonso Durazo, dijo que el convoy de camionetas en que viajaba la familia LeBarón «pudo haber sido confundido por los grupos que se disputan el control de la región».

El contexto latinoamericano, presenta atmósferas convulsas, a causa de este negocio que brotó en los en los años 80 del siglo pasado y que, hasta el presente, se ha acrecentado hacia otros países del continente, ampliando sus relaciones extra regionales que consolidan a la economía de las drogas, como una empresa altamente productiva, para la criminalidad afín a este delito.

En la expansión del Plan Colombia en Plan México, que después fue renombrado como Iniciativa Mérida, se puede reconocer una geoestrategia de dominación que se consolida, a través de la justificación político-diplomática del flagelo de las drogas, para extender su penetración en toda la región, con la finalidad de mantener su hegemonía.

Esto ha hecho que los EE. UU. agilicen el control de la frontera mexicana con fuerzas de tierra y, vigilan la entrada de migrantes y narcos por medio de drones, pero realmente la defensa está enfocada en los migrantes, en virtud de que la droga generada en la subregión andina (Colombia, Perú y Bolivia) que son los principales productores de cocaína en Latinoamérica, produce vulnerabilidad para la aplicación de las estrategias geopolíticas y geoeconómicas de las grandes potencias, en la llamada guerra contra las drogas.

Ahora, con la masacre contra la familia LeBarón en el Norte de México, podemos observar muy de cerca como los países del Sur de los EE. UU. no tienen capacidad alguna de combatir ese problema, dada las cantidades archimillonarias que conlleva el asunto, cantidades muy superiores a lo que el Estado genera, por lo cual el narco se ha apoderado de la política y hasta de las elecciones en los países latinoamericanos. Estos negocios archimillonarios no podrían existir sin los fondos y las armas producidos y donados por los países industrializados y/o llamados de Primer Mundo, con varias y diferentes finalidades, pero siempre con la intención de mantener dominados a estos riquísimos, particularmente en recursos naturales y mano de obra barata, pero paupérrimos países.

En Guatemala se debe cerrar el Congreso de la República… ¡ya! La población TIENE QUE UNIRSE.

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