La Fiscalía inició una investigación el año pasado luego que se registraran derrumbes en la obra. Foto La Hora/Archivo

Según el Gobierno y el Presidente, las críticas que se hacen a la obra realizada para evitar el paso por Chimaltenango, bautizada como Libramiento, son producto de la mala intención de los periodistas que tratan de desprestigiar la obra que él considera algo así como la octava maravilla del mundo, pero resulta que en muchos de los casos se ha recurrido a expertos y son muchos los ingenieros que han opinado sobre el particular señalando las deficiencias que vienen desde el mismo diseño de la obra que se tuvo que realizar en medio de taludes tan pronunciados que, en un terreno de esas características, hacían predecible lo que está ocurriendo.

Por supuesto que una obra tan promocionada y tan fallida tiene que levantar muchas suspicacias y es natural que en el país de la eterna corrupción surjan dudas de por qué un proyecto tan caro termina siendo un desastre. Porque es un problema que arranca con el diseño del mismo toda vez que hasta ahora se habla de consultar a expertos geólogos, cuando los estudios geológicos debieron ser el punto de partida para todo el diseño.

La ingeniería es una rama en la que la precisión de los estudios determina el resultado de las obras y cuando no se hacen estudios adecuados no se puede confiar en un diseño efectivo, tal y como estamos viendo con el caso del proyecto en Chimaltenango. Cierto es que el exceso de agua provocado por este invierno tiene que ver en el deslizamiento de los taludes, pero los mismos hubieran ocurrido tarde o temprano por simple cuestión de la ley de gravedad, tomando en cuenta la pendiente casi vertical que tienen en muchos lados y que, por no tener el revestimiento reforzado necesario, se tienen que desplomar.

El Gobierno debe entender que hay problemas que van más allá de los aguaceros y de esa forma encarar la situación para tratar de encontrar soluciones. Se habla ahora de reducir la pendiente de los taludes para llevarlos a 35 grados, lo cual los haría menos propensos al derrumbe, pero todo eso es lo que los estudios técnicos tendrían que haber tomado en cuenta. Hoy veteranos ingenieros han estado ofreciendo sus puntos de vista basados en la enorme experiencia acumulada, pero en el Micivi se enconchan en el socorrido argumento de la excesiva lluvia para justificar lo que está ocurriendo y eso nos lleva a entender que no plantearán soluciones serias porque no se atiende la raíz del problema que es un pobre diseño y una mala ejecución de la costosa obra.

Redacción La Hora

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