Cartas del Lector

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José Carlos García Fajardo*
ccs@solidarios.org.es

Las ballenas son animales fascinantes, inteligentes y con comportamientos sociales muy complejos sobre los que estamos empezando a conocer más. A pesar de ser el animal más grande que jamás haya existido, su caza indiscriminada les ha llevado al borde de la extinción.

En el siglo XX las grandes ballenas estuvieron a punto de desaparecer debido al desarrollo de una voraz industria ballenera que las hizo víctimas de una persecución implacable. A esto hay que sumarle otras amenazas como los impactos del cambio climático, la contaminación de las aguas por plásticos, la sobreexplotación pesquera y el tráfico marítimo.

Pese a que en 1986 se prohibió su captura comercial en todos los países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (el organismo mundial encargado de cuidar a las poblaciones mundiales de ballenas), algunos de ellos, como Japón, Islandia o Noruega siguen cazándolas, argumentando fines científicos y culturales.

La semana pasada la Comisión Ballenera concluyó su última reunión en Florianópolis, Brasil. ¿Qué pasó allí? La buena noticia es que se han rechazado los intentos de acabar con la prohibición de la caza comercial de ballenas por parte del Gobierno de Japón y sus aliados pro-caza.

También se ha reafirmado el papel de la CBI como una organización enfocada en la conservación, y eso es lo que las ballenas necesitan que sea.

Por sus ritmos de reproducción tan lentos y el hecho de que todas sus poblaciones se han visto seriamente reducidas, si no casi extinguidas, la protección de estos animales ha sido siempre una prioridad para Greenpeace.

Lector amigo, tú puedes ser parte de las campañas para crear grandes santuarios marinos donde se proteja completamente la vida marina, como las ballenas, para sobrevivir y prosperar para las generaciones venideras. Te necesitamos más que nunca, desde la Antártida o el Ártico, en nuestras aguas o en aguas internacionales.

*Profesor Emérito de la U.C.M. amigo y colaborador de Greenpeace.

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