Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

Desde que como público televidente nos obsesionamos con las series televisivas, transmitidas por canales de televisión abierta o mediante plataformas como Netflix o Amazon, se unió a nuestro vocabulario el término spoiler, revelación en español, que no es más que la prevención al espectador o el lector que lee una reseña u observa un adelanto de su serie favorita en un medio digital, la cual lleva la famosa frase de “precaución contiene spoilers”, como una advertencia de que se nos revelará algo que sucederá en el futuro de la trama, dentro de los próximos capítulos de nuestra serie favorita.

Al igual que en un anuncio de spoilers, los eventos ocurridos esta misma semana en Perú, donde el presidente, Martín Vizcarra anunció la disolución de la Cámara de Diputados, facultad Constitucional que bajo ciertos eventos posee; y a su vez, el Congreso de ese país, suspendió en sus funciones al presidente Vizcarra, alegando incapacidad moral para ejercer su cargo, han generado una crisis política que lamentablemente no es primera vez que vive el Perú, que también ya ocurrió en Guatemala y que dada la composición política que se definió en las pasadas Elecciones Generales podría nuevamente ocurrirnos.

En Perú, la Cámara de Diputados, es dominada por el partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori quien en 1992 disolvió el Congreso, en un acto que fue preludio y ejemplo de lo que un año después hizo Serrano Elías en Guatemala, cuando disolvió nuestro Congreso. Tanto en los años 90, como en la actualidad, las similitudes entre Perú y Guatemala son varias. En ambos momentos y países, los Congresos estaban dominados por partidos de oposición con mayorías que limitaban el actuar de los respectivos Ejecutivos para bien o para mal.

Si bien en Guatemala, para el período 2020 – 2024, la UNE no tiene una mayoría nominal en el Congreso, resultaría muy iluso pensar que no sumará con mucha facilidad los votos de partidos como la UCN, VAMOS, TODOS, FCN y otros para generar una mayoría de oposición en contra del gobierno de Alejandro Giammattei, quien cuando menos en los días previos a tomar posesión ha mostrado una distancia, hasta ahora solo de palabra, falta ver si también en hechos, en contra del actual Presidente y de un Congreso que se ha plegado a los intereses del Ejecutivo y viceversa.

Alejandro Giammattei a primera vista luce mucho más proactivo que el actual Presidente, de igual manera, el período de transición entre uno y otro Gobierno, el más largo de nuestra reciente era democrática, augura una mejor conformación y fortaleza del Ejecutivo que acompañará a Giammattei; por otro lado, Sandra Torres ha declarado, en medios de prensa que atribuye el proceso penal que enfrenta, a Giammattei y, sin duda, de lograr mantener unida a la UNE, le hará la guerra al Presidente electo. Nadie desea pasar nuevamente por lo que nos ocurrió en 1993, sin embargo, lo que acontece en Perú bien podría ser un adelanto o spoiler de un futuro choque de poderes que puede cambiar la tragicomedia que como serie irreal vivimos en Guatemala.

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