Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

El teléfono celular o inteligente es un instrumento casi indispensable en la vida moderna. Personalmente compré el mío en el 2000 y en consecuencia tengo cerca de 19 años de tener el mismo número. Lo compré obligado por la compañía multinacional que en esa época requirió de mis servicios sobre asesoría de comunicación, particularmente en el área ambiental. Personalmente les tenía fobia a los aparatitos estos y decía que eso era simplemente un cordón umbilical que lo ataba a uno a todos lados, especialmente a la oficina.

Jamás imaginé en esa época, ver a una señora vendiendo atol de elote o verdura en una esquina, con un celular en su mano atendiendo desde su puesto de venta, las necesidades de su casa. El teléfono celular proliferó al grado que ahora dicen que hay más celulares que personas en Guatemala.

Geográficamente ya no hay distancias cuando hay un teléfono celular a la mano. Si usted reside en Guatemala y tiene a un pariente en Kazaquistán, cerca de Rusia; en la China; en la India; o en América del Sur, usted puede comunicarse con su pariente en cuestión de segundos y, más aún, puede realizar en segundos una videoconferencia, en la que pueden verse los dos, por medio de la cámara del teléfono. Es un instrumento increíble e increíblemente útil para enviar fotografías de documentos y de lo que, a usted estimado lector se le ocurra.

Pero… el uso excesivo de las redes sociales, aplicaciones de mensajería o juegos online puede traducirse en una experiencia negativa que alimente una baja autoestima o comportamientos narcisistas y, provoque síndrome de abstinencia. Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea permiten un contacto continuo con amigos o conocidos de cualquier parte del mundo. Esta «indudable» ventaja, según la entidad, puede traducirse, en determinadas personas, en una experiencia «negativa» de «temor y ansiedad» por perder algo o a alguien si «no hay una conexión permanente.

Los teléfonos inteligentes también pueden causar daños más profundos como, por ejemplo, la adicción y, la adicción es una enfermedad primaria, crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influencian su desarrollo y manifestaciones. La enfermedad es frecuentemente progresiva y fatal. Es caracterizada por episodios continuos o periódicos de: descontrol sobre el uso, uso a pesar de consecuencias adversas, y distorsiones del pensamiento, más notablemente negación. Actualmente, el internet y las redes sociales influyen en la vida de las personas y especialmente en los jóvenes, y esto puede ser beneficioso o perjudicial, los beneficios son innumerables, pero el uso desmedido trae consecuencias con problemas para los jóvenes, como vicio o adicción.

Este vicio o adicción a la tecnología llámese internet, redes sociales, afecta a las relaciones sociales, personales y profesionales para los adolescentes y jóvenes.

Lo negativo es el uso indiscriminado, de allí una de las razones que inciden en la nueva actitud irrespetuosa e irreverente de los jóvenes dentro de los hogares y de la sociedad.

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