Douglas Abadía

douglas.abadia@gmail.com

Politólogo, asesor y consultor político, miembro de Analistas Independientes de Guatemala, Docente Universitario.

post author

Lic. Douglas Abadía C.
Abadiadouglas80@gmail.com

El concepto de reforma del Estado, dada la amplitud de su objeto, incluye gran cantidad de temas que pertenecen a los ámbitos de la política económica, política social, administración pública, política electoral, a la naturaleza del Estado, etc.

Guatemala ha ido generando las condiciones para impulsar la Reforma del Estado en varias aristas.

El proceso de reforma del Estado es más extenso y significa un cambio en las relaciones entre diferentes actores y agentes económicos, políticos y administrativos. “En tal sentido el Estado es la estructura en la cual los diferentes actores sociales se enfrentan y se reconstituyen como sujetos políticos”. (Sonia Fleury 1992).

Los aspectos precedentemente señalados nos llevan a clarificar que implican las Reformas administrativas del Estado y las Reformas del Estado propiamente dichas. “Mientras que la Reforma del Estado implica cambios estructurales en el ámbito social, político y económico, la Reforma Administrativa produce modificaciones, sustancialmente en las formas de gestión del aparato público”. (Blutman 1993).

Plantear la separación entre lo que es una Reforma Administrativa, de lo que es una Reforma del Estado siendo esta ultima la que reúne a todos los sectores y todos los espectros donde puede y debe observarse el Estado, trae aparejado los siguientes fenómenos: -transformación del papel del Estado, -restructuración del aparato institucional, -considerar a la burocracia como agente principal del cambio.

La organización y funciones del Estado asumen formas muy diferentes en cada sociedad, ello es así en virtud de que cada uno se fue construyendo de acuerdo a su particular desarrollo histórico. Actualmente hay consenso en que existen diferentes tipos de capitalismos y distintas formas de Estado. Ello también lleva a que cada tipo de capitalismo y formación estatal han originado diferentes maneras de organización de la administración pública.

La transformación debe ser un “proceso” y no una “adaptación” espontánea, debe ser el resultado de una negociación y consenso y no “cambios de adaptación espontánea”. Expresa Sonia Fleury (2002) que la Reforma del Estado es un proceso eminentemente político en el que se reconfiguran las relaciones de poder, sin embargo, se observa que la Reforma Administrativa no es un elemento menor, sino que podría, en condiciones especiales, generar transformaciones profundas.

Existe un acuerdo cada vez mayor que la reforma del Estado no es posible sin una verdadera modernización administrativa. Es esencial incluir en la propuesta de reforma del Estado el tipo de administración pública necesaria para responder y atender los desafíos de la globalización, la sociedad civil, los cambios tecnológicos y los procesos políticos de consolidación democrática.

Sin el crecimiento de todos los servidores públicos como artífices del cambio no puede haber salud estatal ni condiciones de bienestar y progreso. La Administración Pública que detenta sus valores en la ética produce un efecto social de bienestar colectivo.

Artículo anteriorEl funcionario
Artículo siguienteEl plástico: del uso y del descarte