Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Conforme avanzan los días surge más información y con ello siguen aumentando las incógnitas en torno a los hechos del martes de esta semana que derivaron en la muerte de tres soldados y al menos dos personas más heridas (comunitarios según se entiende), tal y como lo reportó ayer el Ministerio Público (MP) y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
El Ejército dijo que los militares fueron asesinados con sus propias armas, luego Morales dijo que uno de ellos recibió un escopetazo en la cabeza, extremo que lo confirma el Inacif y por último los castrenses dicen que ellos no tienen escopetas y que entonces confían en el Sistema de Justicia.
El MP debe hacer su trabajo en un momento crucial porque de sus resultas depende buena parte del futuro, dado que hay quienes desean llevar esto a una mayor ebullición que permita “entretenernos” y que se olviden las causas estructurales que nos han llevado hasta este nivel de país.
No deja de ser paradójico que quienes hoy se enfrentan en el campo, al final son personas en distintas posiciones a las que el sistema y la forma en la que ha operado el aparato estatal les ha pasado factura y que, si nos pusiéramos de acuerdo para liberar al Estado de su eterno secuestro (justicia incluida), las cosas serían diferentes para todos.
El MP tiene su prueba de fuego en un tema crucial porque no debe detenerse con los eventos del martes sino deben llegar al fondo de la penetración del narcotráfico, tanto con autoridades como con campesinos. Para las autoridades una cosa es que los sindiquen de corrupción y deban rendir cuentas ante las cortes operadas paralelamente aquí, y otra que deban ir a rendir cuentas a Estados Unidos por andar en reuniones y almuerzos de gallina con loroco.
Y mientras esta terrible situación lleva su curso, las Comisiones de Postulación están en donde querían los que se oponían a enfrentar los vicios del Sector Justicia. Las comisiones están integradas por algunas personas que entienden el problema y están comprometidas a enfrentar, con lo que puedan, los vicios de un sistema que ya es una camisa de fuerza para maniatar a los buenos.
Y por el otro lado y en mayoría, están los representantes de los operadores paralelos que han puesto a trabajar su maquinaría y redes que han ido tejiendo a través de variados mecanismos, pero especialmente aquellos relacionados a la academia, cursos, maestrías y doctorados para los “nuevos” aspirantes, más aquellos medios que tienen con quienes ya son jueces o magistrados y que han sucumbido frente el poder de operación y control de esos grupos.
Presentarse a un cargo al Organismo Judicial, como en la política, supone para los buenos un enorme costo porque es ir a nadar contra la corriente en un sistema que tiene un alfaque que sabe identificar a los que no se pliegan y los atrapa al igual que le ocurre hasta el más experimentado de los nadadores.
Y por eso, insisto y no me canso de decirlo, fue la tremenda oposición a las reformas al Sector Justicia y por ello también fue que no solo se opusieron, sino que nunca propusieron nada a cambio. Lo que buscaban (y lo lograron) era dejar el sistema como está operando hoy, porque sea cual sea la investigación o la acusación, disponen de una enorme red para arreglar las cosas y cacarear algo que ni los suyos se creen.
No por gusto dicen que esta elección de cortes es más importante que la de presidente, diputados y alcaldes que recién se realizó.