Mariela Castañón

mcastanon@lahora.com.gt

Licenciada en Ciencias de la Comunicación, once años de ejercicio periodístico en la cobertura de niñez, juventud, violencias, género y policiales. Becaria de: Cosecha Roja, Red de Periodistas Judiciales de América Latina, Buenos Aires, Argentina (2017); Diplomado online El Periodista de la Era Digital como Agente y Líder de la Transformación Social, Tecnológico de Monterrey, México (2016); Programa para Periodistas Edward R. Murrow, Embajada de los Estados Unidos en Guatemala (2014). Premio Nacional de Periodismo (2017) por mejor cobertura diaria, Instituto de Previsión Social del Periodista (IPSP). Reconocimiento por la "cobertura humana en temas dramáticos", Asociación de Periodistas de Guatemala (2017). Primer lugar en el concurso Periodístico “Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes”, otorgado por la Asociación Pasmo, Proyecto USAID (2013).

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Mariela Castañón
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Melany Sucely Velásquez Barrios, Stefanie Paola Martínez García, ambas de 18 años y Brenda Lissette Escalante Martínez, de 17 años y con 6 meses de embarazo, desaparecieron el 24 de mayo de 2011. Melany y Stefanie fueron asesinadas brutalmente, mientras que la última información que se obtuvo de Brenda es que su mamá la buscaba hasta hace algunos años. El caso de estas adolescentes refleja la cruenta realidad que viven las niñas y jovencitas de las zonas urbanas donde hay presencia de pandillas que las matan y violentan de diferentes formas, y el Estado está ausente.

No se puede olvidar esta historia que converge en un desenlace fatal y que nunca debió terminar de esta manera. Melany Stefanie y Brenda desaparecieron cuando se dirigían a un centro de capacitación ubicado en la zona 7.

Los familiares de las jovencitas las buscaron pero no las encontraron, horas después se enteraron por la noticias, del hallazgo de dos cabezas dentro de un maletín frente a una zapatería ubicada en la colonia Lo de Bran, zona 6 de Mixco. Los restos localizados correspondían a Melany y Stefanie. Mientras que a Brenda sus familiares con el apoyo de la Fundación Sobrevivientes, la seguían buscando hasta el año 2013.

Delincuentes no conformes con el daño causado a la familia de Melany llamaron para extorsionar con Q50 mil a cambio de entregar el cadáver de la adolescente. Yo estaba en la casa de Melany cuando recibieron la llamada.

El día que visité la casa de Melany me di cuenta del riesgo al que la jovencita estuvo expuesta todo el tiempo, era evidente la presencia de las pandillas (grafitis por todos lados), el temor de los vecinos al consultarles por una dirección, las miradas de quienes se sentían amenazados y la ausencia del Estado.

Los familiares de la niña tenían miedo de contar lo que sucedía, después con el contraste de las fuentes de información supe que las adolescentes tenían una medida socioeducativa otorgada por un juzgado.

Antes de que estas niñas estuvieran en conflicto con la ley penal tuvo que pasar una serie de acontecimientos que las llevaron hasta esto, muchas veces se juzga precipitadamente a las niñas, niños y adolescentes, pero nunca se analiza todo su contexto de vida, sus necesidades, su entorno de riesgo, la violencia ejercida por las bandas delincuenciales, la falta de centros educativos a nivel secundario, entre otros factores.

Recordar el caso de Melany, Stefanie y Brenda me permite reflexionar sobre ¿cuántas niñas y adolescentes están en este momento en riesgo? ¿Cuánto tiempo pasará para que el Estado preste verdadera atención a las necesidades de la niñez y adolescencia que vive en las zonas urbanas de alto riesgo? ¿Cómo podemos involucrarnos como sociedad más allá de las redes sociales, sino con un verdadero aporte desde nuestra profesión o posición?

En este espacio quiero ir recordando a las personas de todas las edades que han muerto en Guatemala, que han sufrido por la violencia y diferentes circunstancias. Deseo que estos textos sirvan para honrar la memoria de quienes ya no están.

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