Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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David Napoleón Barrientos Girón
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Guatemala se encuentra inmersa en una situación política de crisis prolongada, donde el bien común ha pasado a un plano invisible o ha desaparecido, las prioridades de país no son objeto siquiera de discusión, las luchas intestinas en los diferentes organismos del Estado, incluso en sectores “organizados” se centran en ocupar, mantener o recuperar espacios de poder, totalmente alejados de la problemática de los guatemaltecos en general, la que debería constituirse en la agenda de prioridades de país, para una sana gobernabilidad. Los guatemaltecos percibimos un vacío de liderazgo en las instituciones y sectores más importantes.

Por lo visto, después de un proceso electoral, que dejó un sabor desabrido en la historia del país, diferentes fuerzas políticas, sociales, económicas e incluso internacionales, se encuentran en el acomodamiento para los futuros años, eso por supuesto es natural en un proceso de intento o fachada de democracia; lo que no es aceptable es que la problemática de los guatemaltecos (la pobreza, la falta de oportunidades, la inseguridad, la violencia, los sistemas de educación y salud que no logran atender mucho menos llegar a todos los guatemaltecos, la falta de certeza jurídica para quienes invierten en el país, el saqueo discrecional de los recursos naturales, la corrupción, entre otros) no sea ni siquiera motivo de discusión: política, mediática o institucional, lo que debe hacernos reflexionar, respecto al sistema político guatemalteco y analizar si está o no agotado. Particularmente este extendido período de transición se verá saturado de pugnas por asegurarse espacios de poder, el mejor ejemplo es la elección de las diferentes cortes del país, donde la lógica jurídica puede verse más afectada o manoseada de lo que ya está, un ejemplo del desprecio por el bien común y la gobernabilidad en el inmediato futuro, lo peor creando jurisprudencia en el Sistema de Justicia.

Manoseado o no el proceso de elecciones ya pasó, y la mejor manera de recuperar la esperanza de los guatemaltecos, puede ser el abordaje de los temas de país al descubierto, solo así se puede asegurar el respaldo popular necesario en un sistema imperfecto pero que permite espacios de credibilidad. No olvidemos que, gracias a la tecnología, que conecta millones de personas, la información vuela a la velocidad de la luz, existe más información que nunca, nos encontramos en una sociedad más horizontalizada, con una creciente irrelevancia de los caciques, las reglas ya no son tan claras, por eso los dueños de su verdad no encajan en el nuevo contexto social, y por supuesto, ellos no lo entienden, el liderazgo ya no es territorio exclusivo del jefe y cuando se percibe que un país, una empresa o una familia carece de visión clara para afrontar las actuales y futuras dificultades, llegamos a la incertidumbre, desconcierto o incluso, desesperanza.

Los guatemaltecos necesitamos de líderes con la capacidad de interactuar con todas las tendencias y a partir de ahí emerger, garantizando la inclusión y la capitalización de las aspiraciones de todos; la tarea entonces es equilibrar tal situación y mantener la unidad nacional, al margen de la conveniente polarización actual.

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