foto de José Orozco

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es imposible ver la foto que hoy publico en este espacio sin imaginar no sólo lo que llevó a esa pobre mujer a emprender la travesía hacia Estados Unidos con su bebé, sino también pensar en lo que le espera al bajar del avión en el que ayer vino deportada. El proceso de expulsión fue rápido gracias a la colaboración del Gobierno de Guatemala, según dijo aquí el responsable de las deportaciones, lo que confirma que nuestras autoridades son mandatarias de Trump pero no lo son del pueblo de Guatemala que hace muchos años perdió su calidad de mandante por los vicios de un sistema político de cooptación del Estado.

Esa pobre mujer, con su bebé en brazos bajando del avión de los deportados, solo sabe que vuelve a la nada. Ningún trabajo le espera, ninguna ilusión la alienta ni ninguna esperanza se le ofrece en la vida. Vuelve a languidecer como lo hace tanta gente en esta sufrida Guatemala donde no reparamos en las miserias humanas y quienes conformamos la llamada clase dominante nos entretenemos distrayendo nuestra mente para no reparar en el drama que afecta a millones de nuestros compatriotas.

Pongo hoy esta foto en mi espacio porque viendo a esa mujer con su bebé al regresar deportada gracias a la extraordinaria ayuda que el Gobierno de Morales está brindando a Estados Unidos, se me desgarra el corazón al pensar en su pasado lleno de limitaciones y carencias, pero mucho más al imaginar su futuro y el del hijo que lleva en brazos.

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