Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
Es tan agradable tener una conversación con sencillez, que a veces, se le olvida a uno. La premura quiere ganarle a la vida, y con ello esta se va. De ninguna manera está constituida por un gran discurso, y los tópicos de esta se refieren al sentirse vivo.
Como psiquiatra tengo la oportunidad de conversar con muchas personas y eso enriquece la manera de ver las cosas. Y cuando se observa lo llano de una plática con un sentir que llega a la piel, uno aprende a valorar lo sencillo.
Les comparto una pequeña entrevista que me hizo reflexionar sobre este tema. Y cada quien decidirá acerca del mismo.
Un hombre en sus casi cuarenta años que presenta una enfermedad psiquiátrica crónica me platica lo siguiente: Me ilusiona la vida con facilidad, ver las personas y cosas, curiosear por allí y allá. Tener lo que se puede tener y vivir. Pienso en la muchacha que deseo encontrarme para que sea mi novia y eso me causa alegría. Una alegría que se impregna en el ambiente, se respira y se contagia.
Por cierto, esa chica que me imagino no ha aparecido. Aún no he encontrado a la indicada. Esta tendrá que ser bonita, hermosa, inteligente para que sepa lo que tiene que hacer y valiente porque las cosas no siempre van bien y ella debe ser capaz de aguantar un poco.
Me gusta una mujer y me ilusiono con su hermosura, le canto canciones, y no le digo tonterías.
Hoy me siento satisfecho de mí mismo. Dios me ha cuidado, he vivido una vida con atenciones. Mi familia me ayuda y yo les ayudo, llevo varias cositas para comer, frutas y verduras. Y a cambio ellos me dan mi comidita y me comparten su cariño. Ellos se dan cuenta cuando yo estoy mal, y también, cuando me siento bien. Y, ante todo, saben con qué agradarme.
Con gratitud y sintiéndome agradado con el ánimo alegre se soporta la enfermedad. Agradezco a las personas su presencia y si puedo ayudar en algo me gusta ayudar.
La política no nos da resultado por ninguna parte. Y es mi decisión el no querer ir a votar. Yo solo quiero tener mi trabajo y estar conmigo mismo y mis cositas.
Creo en la lucha, creo en el trabajo y creo que necesito luchar por mi salud y mi felicidad. Para lo cual, necesito estar fuerte físicamente, porque cuando me sienta débil, mi cuerpo sabrá resistir. Los hombres valientes de la historia a los cuales llegué a conocer y creo comprender. Son independientes, tal vez, con temores, pero allí cargándolos. Las patas pueden temblarles, pero allí están y siguen sus vidas y sus tareas. También, como yo, se encuentran ilusionados con la vida.