Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

En mayo celebramos el Día de la Madre y en junio, el Día del Padre. Para culminar las celebraciones familiares, en julio, el Día de los Abuelos.

Personas importantísimas en la vida de una familia, ya que son lo que podríamos llamar los fundadores de las nuevas generaciones.

Por mi parte no tuve oportunidad de conocer a mis abuelos maternos, Socorro y Julia, ni a mi abuelo paterno, Daniel, recuerdo vagamente a mi abuela paterna Ignacia, más quizás por las fotografías que por las vivencias.

Sin embargo agradezco a esas personas los esfuerzos que hicieron para que sus hijos tuvieran una buena vida y pudieran trasladar lo mejor de esa energía física y espiritual las siguientes generaciones.

Pienso de ellos heredé el atrevimiento y el deseo de salir adelante. La alegría por la vida, el amor por la familia.

Para muchos jóvenes especialmente en esta nueva sociedad los abuelos, y especialmente las abuelas han jugado un papel muy importante, pues se han convertido en unas verdaderas segundas madres, al cuidar de ellos mientras las madres trabajan.

He conocido muchas personas que fueron criadas por sus abuelas cuando sus madres emigraron en búsqueda de un mejor futuro, o incluso cuando formaron un nuevo hogar.

Este Día de los Abuelos se viene celebrando en nuestro país desde 1998 y son los centros educativos los principales puntos de desarrollo de esta celebración. Algunos invitan a los niños a llevar a sus abuelos y participar juntos en una mañana deportiva, cultural y/o religiosa. Fomentando así el respeto y amor por las personas adultas que forman parte de quien somos.

En otros países tiene una fecha distinta, e incluso un nombre distinto, pero el fin es el mismo, reconocer a las personas que nos han legado la existencia y honrarles.

La fecha de esta celebración, 26 de julio coincide con el día en el que la liturgia católica conmemora a San Joaquín y a Santa Ana, padres de la Virgen María y, abuelos de Jesús, de quien poco se habla y se conoce, pero que en este día se les rinde un homenaje como abuelos.

Seguramente son innumerables las historias que podemos recordar al lado de nuestros padres, pero las vividas al lado de los abuelos guardan un sabor muy especial. Las he escuchado y me parece que además de ser personas que por haber vivido y pasado por muchas experiencias, guardan conocimientos de la vida, también entregan amor y sacrificio a sus nietos. Y como dicen en algunos casos sin la responsabilidad de los padres, se convierten a veces incluso en cómplices.

Conozco jóvenes que se llevan mejor con sus abuelos que con sus padres, pues además de haber crecido con ellos; los abuelos les tienen más paciencia, les brindan su tiempo y atención, lo que muchas veces los padres no hacemos por ensimismarnos en las tareas de la vida diaria.

Muchas historias y anécdotas nos cuentan del dolor del padre por el hijo, pero igualmente nos demuestran el amor del nieto hacia el abuelo y viceversa.

En nosotros está cómo queremos ser tratados y recordados por nuestros nietos.

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