Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos
Politólogo
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Ya pasó lo de los mentados aviones y nos tuvieron una semana entretenidos, ahora toca el tema de “Tercer País Seguro”. ¿Jimmy nos cree idiotas? O definitivamente es él quien calza perfectamente con ese adjetivo… Basta observar dónde estamos como país respecto al combate de la desnutrición, la mortalidad materna, la salud pública en general, infraestructura vial y productiva, desempleo, índice de pobreza y pobreza extrema, y bueno, el mal chiste se cuenta solo. Pareciera que no hay límites para hacer el ridículo con distractores que solo buscan dar tiempo a los perdedores de la primera vuelta electoral para reorganizarse y no quedarse sin el Ejecutivo. El Legislativo ya lo perdieron y tendrán que ser muy marrulleros para lograr que sus propuestas avancen en la próxima legislatura; es decir, preparémonos para expandir nuestra capacidad de asombro.

El señor Morales rayó siempre en el delirio, pero el nivel de guiñol que está encarnando las últimas semanas, ya se puede tipificar como estupidez pura y dura. Quien sea que le esté diciendo qué hacer en sus últimos días en el Gobierno, le está poniendo las últimas letras a la historia del peor gobernante que ha tenido el país en toda su historia. Por otro lado, no se da cuenta el “comiquísimo” Presidente, que lo empujan cada vez más fuerte a la cárcel; el antejuicio del Parlamento Centroamericano no le servirá de nada porque tendrá un Congreso que cobrará vendettas electorales y lo que haya sucedido intestinalmente en el partido oficial estos cuatro años.

Si llega a firmar el Acuerdo de Tercer País Seguro, solo meterá en un problema mayúsculo al Estado guatemalteco, porque con el retorno de las mafias al control y cuidado de los negocios y la corrupción que tienen a la cosa pública como botín, pues no alcanza ni para atender dignamente las necesidades de la población guatemalteca, menos nos alcanzará para arropar a nuestros hermanos y hermanas centroamericanos y de otras latitudes. Será un fiasco.

Da miedo la temeridad de Morales y sus titiriteros, actúan como si la justicia, la memoria y la historia no los fuera a alcanzar jamás. Se equivocan grandemente, y mientras más estupideces hagan durante estos seis meses, más argumentos darán para ocupar un sitial de honor en el salón de los políticos más ineptos y desapegados del pueblo que hayan existido jamás en Guatemala.

Ahora se burlan de lo que quieren los olvidados, y les parece absurdo que levanten la voz porque están cansados de sus estómagos vacíos y sus espaldas cargando elecciones, leyes y bandera. Esa arrogancia la pagarán cara. Desde el corazón de ese pueblo olvidado, se está construyendo voz y poder, con memoria y ganas de un futuro distinto. Hay más de quinientas mil preocupaciones que deberían tener muy presentes los que ahora se sienten y creen intocables.

Los necios basiliscos que vomitan desprecio sobre la gente sencilla verán caer a sus gárgolas primero, y luego seguirán ellos, caerán ruidosamente cuando el Estado se parezca a lo que somos en realidad y dejemos de ser ese absurdo espejismo criollo y ladinocéntrico.

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