Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Embajadora y Mensajera de la Paz.

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Grecia Aguilera

El 31 de mayo de 2019 se cumplieron doscientos años del nacimiento del gran poeta universal Walt Whitman. Por tal motivo se le han rendido merecidos homenajes alrededor del mundo, uno de ellos fue la publicación del libro “Yo soy el Poema de la Tierra” traducido por el escritor español Eduardo Moga Bayona, quien es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, crítico literario, poeta y amplio conocedor de la obra literaria de Walt Whitman. El libro es una magnífica selección de la poesía de Whitman, y para Eduardo Moga “se trata de una colección específicamente dedicada a los orígenes del ecologismo. Recoge 47 poemas de ‘Hojas de Hierba’ que prestan una atención singular a la Naturaleza. En realidad, toda la obra de Whitman presta atención a la Naturaleza, la Naturaleza es uno de sus asuntos capitales, pero los poemas seleccionados en este volumen lo hacen de una manera exhaustiva y, a menudo, exclusiva. En ellos puede apreciarse tanto la inmersión a pulmón que hace Whitman en los paisajes del Nuevo Mundo que incluyen los campos y la ciudad, aquella Nueva York populosa y turbulenta que no dejaba de crecer, como su concepción renovadora de la Naturaleza.” El prólogo del libro lleva por título “Walt Whitman, el Poeta Piel Roja”, su autor Manuel Rivas Barrós quien es escritor, ensayista, periodista y especialista en el Idioma Gallego, anota en el inicio lo siguiente: “Sin caer en la rutinaria taxidermia de establecer generaciones literarias por el criterio cronológico, tan parecido e inevitable como el viejo sistema de ‘quinta’ de reclutamiento militar, el crítico Philp Rahv estableció una contraposición mucho más interesante al distinguir dos tipos de escritores en el período fundacional de la literatura norteamericana. Por un lado, el ‘rostro pálido’. Por el otro el ‘rostro piel roja’. Es un ‘nombramiento’ que lo dice (casi) todo, sobre la forma de escribir y, a la vez, sobre la forma de estar en el mundo.” Dentro del libro figura el Poema 31 de “Canto a mí mismo”, algunos de sus versos manifiestan: “Creo que una hoja de hierba no es menor que el camino recorrido por las estrellas,/ y que la hormiga es asimismo perfecta, como un grano de arena o el huevo del chochín,/ y que la rana arbórea es una obra maestra para los encumbrados,/ y que la zarzamora podría engalanar los salones del cielo,/ y que la articulación más insignificante de mi mano ridiculiza a todas las máquinas.” Mi señor padre el maestro don León Aguilera, en una de sus Urnas del Tiempo dedicada a Walt Whitman escribió: “Walt Whitman ancho como el viento, tranquilo o huracanado como los lagos inmensos, como los ríos de formidable caudal. Cantor de la integridad corporal, del ritmo de trabajo, de las ciudades, de los agros, de la libertad, del futuro democrático. Whitman explora las músicas universales en sus aparentes versos libres, no tan libres, hay elaboración en ellos, ritmo interior, cincel y golpe constructor. Para apreciar su potente sinfonía es menester leerlos en inglés.” Walter (Walt) Whitman nació en West Hills, Nueva York el 31 de mayo de 1819 y falleció en la Ciudad de Camden, Nueva Jersey el 26 de marzo de 1892. Superlativo poeta, ensayista, periodista y enfermero voluntario me inspiró mi poema titulado “Sangre Verde” que dice así: “Walt Whitman/ sangre verde/ verde sangre/ hierba dual/ helecho cincelado/ de savia creadora/ yugo y fotosíntesis/ musgo cósmico/ humedad de selva/ valiente corteza/ tornado de pasiones/ palabra y tempestad./ Walt Whitman/ dermis y epidermis/ liana, hiedra/ polvo, tierra, sílice/ mente trepadora/ bejuco enroscado/ en bruma amanecida/ temblor estremecido/ ojos, voz, oído y canto/ de la Naturaleza misma/ damajuana de los mares/ pergamino inmortal.”

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