El presidente Morales la emprendió ayer contra La Hora diciendo que “ha dicho y revuelto queriendo hacer, pero es su tradición” simplemente porque le ha ardido la forma en que hemos vinculado su abyecta posición respecto al pedido de tropas de Estados Unidos con el incidente del famoso almuerzo de gallina con crema en loroco que compartió con Mario Estrada luego de que éste ya había negociado con quienes creía miembros del Cártel de Sinaloa y departieron en el ágape con el Presidente. Hemos dicho que su cargo de conciencia y la necesidad de lavar la cara hizo que promovieran la idea de entregar nuestras fronteras al cuidado del Ejército de Estados Unidos, como lo demuestra la carta del congresista González develada por el Washington Post.

Lo único que La Hora “revolvió” fue la relación directa entre ambos hechos que son irrefutables. La presencia de Morales en el almuerzo con Estrada y los que creían del Cártel de Sinaloa y el ofrecimiento hecho, a través del Embajador Espina, de invitar a la tropa de Estados Unidos para que se hicieran cargo de la frontera con México para impedir así, el flujo de migrantes. La grandilocuente carta del congresista texano al presidente Trump, presentándole como un éxito político de gran envergadura el “ofrecimiento del presidente Morales” no es ningún refrito ni ningún revuelto sino una realidad.

El mismo lunes, tanto el Ministro de la Defensa como sus otros colegas del ya célebre Pacto restaron importancia al ofrecimiento diciendo que ya en Guatemala operan tropas norteamericanas en labor humanitaria.

Pero otro detalle que les molesta, y mucho, es que hayamos puesto en evidencia la doble moral del gobierno respecto al tema de la soberanía luego de que, con argumentos de encendido nacionalismo, echaron del país a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala afirmando que su presencia era una violación a la soberanía, no obstante que la misma había sido legalmente tramitada en el Congreso y recibió el visto bueno de la CC. En cambio, el acuerdo con Homeland Security se hizo de espaldas a la población y comprometiendo la soberanía del país y también es producto del cargo de conciencia.

En el fondo tenemos que decir que lo de ayer fue un galardón para La Hora porque el hecho de que el gobierno más mentiroso, inepto y corrupto de la historia la emprenda de esa manera contra nosotros es un reconocimiento de que estamos haciendo las cosas en forma adecuada y que nuestras publicaciones van tan en la línea correcta que al sentirse descubiertos reaccionan de esa forma hepática y virulenta.

Redacción La Hora

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