Cartas del Lector

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– René Leiva

Llegados de nuevo a otro facsímil de farsa electorera, con insignificantes variantes. Entre alguna duda y demasiadas certezas maduradas. Certeza de la insistente derrota nacional; otra, la misma. Derrotismo ante el mismo abismo. Abismo oculto con la parafernalia seudoinstitucional y propagandística, oculto por el colorido aparato de los millones.

¿Todo está consumado, la suerte está echada? ¿Es otra, la misma interminable lucha desigual, perdida, entre los poderes inveterados y la maquinal población sumisa? Guateanómala, Guatemalograda, el país donde los males sociales duran cien, doscientos años y el pueblo los aguanta con desmemoriado estoicismo y alucinada esperanza. El vulgo que siempre pone la otra mejilla y siempre recibe el otro golpe de sus expoliadores y verdugos.

Otra bien urdida (o no tanto), más que anunciada derrota nacional con los habituales ganadores colaterales sin partido político oficial: CACIF, ejército, jueces y magistrados venales, crimen organizado, abogángsters, algunas sectas seudocristianas, canales de televisión cohechados, cuijes y lambiscones, parásitos y vividores, lameplatos y lamebotas, de variado pelaje y plumaje, que pueden llegar a ministros o secretarios. Todos ellos enemigos naturales y confesos de la CICIG, el Procurador de los Derechos Humanos, la prensa independiente.

Llegados a otra meta del famoso Pacto de Corruptos, la tiranía de la impunidad, el despotismo de la putrefacción política, el terrorismo seudojudicial, la siembra masiva de miedo y odio, mentira e infundio.

Ciertamente ya no padecemos de autócratas sino estamos a merced de regímenes escatócratas, una mafiocracia, una oligarquía diversiforme, una coprocracia multifacética, frente a las que no queda nada ni nadie a quien recurrir o apelar, porque no es competencia ni jurisdicción de la inocua y tantas veces socorrida Corte Celestial.

El conciliábulo de los poderes tenebrosos pero reales, interinstitucionales –dinero, privilegios heredados, perversión sin límites–, ha obtenido otro éxito lógico en aberración y abyección social, desde la más profunda raíz hasta la última rama, pasando por flores mustias y frutos engusanados.

Ante ese descomunal e infernal plan maestro, ese tremebundo aparato reductor de la democracia a su mínima e hipócrita expresión inexpresiva, denunciar, protestar, oponerse por los medios escritos resulta sólo un personal escape, una casi anónima o escondida válvula para que salgan y acaso germinen transfigurados la indignación, el oprobio, el coraje, la impotencia, día a día contenidos. El alma, el espíritu, la voluntad no dan para más. (Con la asesoría técnica de mi maestro, doctor y académico, autor de libros de resonancia mundial, Pero Grullo, quien con su proverbial modestia me pidió no lo aludiese; empero…).

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Si yo pudiera votar, si no tuviera viejos, arraigados, incurables impedimentos de dilatado orden escarmenticio, votaría por el Movimiento de Liberación de los Pueblos, MLP.

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En abril se consumaron tres (3) años de radio Faro (Musical) en poder deyectivo del cachimbiro chafa –estupidez, ignorancia, vandalismo, mediocridad, chusmería, prepotencia, melofobia, musicidio… Tres años sin Radio Faro, que ciertamente se suplen con creces gracias a los vastos horizontes musicales de todo el orbe.

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