Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Uno de los temas que Mario Estrada negoció con los supuestos miembros del Cártel de Sinaloa con los que hacía trato, y que resultaron ser de la DEA, era la eliminación física, por la vía del asesinato, de Thelma Aldana, la ex fiscal general odiada por todos los que han sido parte de la corrupción y de la cooptación del Estado. Se dijo entonces que la intención era despejar el camino a la Presidencia para Estrada, pero él mismo comentó con los agentes de la DEA que en el caso de ella era fácil el trabajo porque era odiada por medio mundo y que nunca se sabría de dónde había venido el atentado.

Pues ayer nuevamente se conoció una “filtración” del caso, supuestamente sometido a reserva, esta vez con la solicitud de que la orden de captura contra Aldana sea ejecutada internacionalmente, formulada por el Juez que fue amigo de Estrada cuando estuvo en Jalapa y que es quien lleva el caso en su contra. La verdad clara y pelada es que a Aldana no quieren humillarla con la cárcel, sino pretenden que al nada más poner pie en algún reclusorio sea ejecutada, ya sea por alguna pandillera (argumento usado en El Boquerón) o mediante la aplicación de la tristemente célebre Ley Fuga, porque lo que se busca es eliminarla de una vez por todas y con ello no sólo enviar un mensaje a cualquier otro guatemalteco que se interese por combatir la corrupción, sino además darle el castigo que pretenden todos los que fueron señalados en alguno de los muchos procesos que junto a la CICIG inició en contra de personas de todo tipo, calaña y nivel.

Si la intención hubiera sido simplemente apartarla de la contienda electoral, tras lo resuelto por la Corte de Constitucionalidad que fue tan al gusto del Pacto de Corruptos, seguramente que hubiera cesado el acoso en su contra. Como alguien decía hoy, cómo es posible que sea tanto el odio que le tienen, pero la verdad monda y lironda es que todo lo que se pueda decir o pensar al respecto es poco si nos ponemos a pensar lo que Aldana significó en la vida de tanta gente acostumbrada a venderse al mejor postor o a comprar a medio mundo político para asegurarse privilegios y favores. Aldana había sido nombrada por Otto Pérez Molina y se esperaba de ella que fuera exactamente lo mismo que es hoy Consuelo Porras, es decir, un instrumento de impunidad a favor de los corruptos, pero colocada en el lugar y momento histórico, decidió jugarse por la decencia e hizo mancuerna con Iván Velásquez para librar la más recia batalla en contra de la podredumbre de nuestro sistema y en contra de la impunidad que se ha generado.

Esa decisión que tomó en el 2015, presentando los casos en contra de Baldetti y compañía, hasta llegar a tocar los meros faroles de león cuando presentó la acusación contra los empresarios en la Cooptación del Estado, fue histórica pero hoy le pasa una virulenta factura porque no se la perdonan. Y como bien dijo Mario Estrada, son tantos los que quieren verla muerta que, unidos, constituyen una fuerza impresionante.

Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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