Sandra Xinico Batz
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Está iniciando el invierno y el recién “inaugurado” libramiento en Chimaltenango ya se inundó. Varias personas han resultado afectadas de esto, pues con la inundación perdieron sus cultivos ya que el agua desciende hasta sus sembradíos como efecto de la deforestación y toda la destrucción que implicó esta construcción. Los efectos colaterales del “desarrollo” siempre resultan matando la vida de múltiples seres, no sólo humanos.
Grandes extensiones de bosque y selva se están quemando en este momento. Se echa la culpa a los campesinos por la roza y poco se habla del papel del narcotráfico en todo esto. Se habla con desprecio de los pueblos que habitan territorios desde hace miles de años, antes de que estos fueran declarados como áreas protegidas, se les trata de invasores y criminales; de esta manera se encubre a los verdaderos enemigos de la protección (megaproyectos, narcotráfico, ingenios, agroindustria) y se omite la responsabilidad del Estado en todo esto.
Así como el Presidente salió a inaugurar el libramiento en Chimaltenango, salieron montones de alcaldes a inaugurar “obras” en sus municipios, a pesar de que se los prohíbe la ley. Seguramente estas “obras” tienen también en común, que ya han presentado desperfectos aun siendo construcciones nuevas. Se prioriza la baja calidad de las obras, ya que esto les implica la posibilidad de quedarse con más dinero de ganancia. El dinero empieza a circular antes de que las obras se construyan, las negociaciones de aprobación pasan por una gran red de personas e instituciones, desde proveedores hasta Consejos Comunitarios de Desarrollo. El Estado sigue buscando cooptar a las comunidades imponiendo estructuras que promueven la corrupción y el desgaste de la institucionalidad.
Son los mismos funcionarios del Estado los que una y otra vez se van en contra de las leyes que juraron obedecer, para obtener de esto privilegios, dinero y/o poder. Estado de contradicciones y no de bienestar. Por eso necesitamos despertar, porque estamos inmersos en una sociedad que finge moralmente defender la vida y de lo que se trata en realidad es de un individualismo extremo en el que no importa pisotear a otros para beneficiarse uno mismo, al final es eso lo que hace este modelo económico al que llamamos “desarrollo” en el que todo se debe “sacrificar” para el bienestar de unos cuantos, para que sean más ricos, cada vez más poderosos.
No es cierto que seamos todas ciudadanas, todos ciudadanos. Los pobres son el efecto colateral de la acumulación y por eso deben ser cada vez más pobres para que no se rebelen y que no intenten disputar el poder. El empobrecimiento que se impone no es sólo económico sino también mental. La violencia, tiene un papel importante en todo esto porque nos reitera la idea de que podemos estar fuera del sistema y que necesitamos que nos gobierne este Estado de contradicciones. Por esto los candidatos se siente tan seguros de ofrecernos una palangana a cambio de nuestra dignidad. En un país empobrecido como Guatemala se gastan millones en campaña.