Mario Alberto Carrera

marioalbertocarrera@gmail.com

Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

post author

Mario Alberto Carrera
marioalbertocarrera@gmail.com

El 15 de abril de 2016 –durante aquellas memorables declaraciones a la prensa que dieron en llamarse “jueves de Cicig”- se acabó de destapar el sonadísimo caso internacional de la compra vergonzosa de Puerto Quetzal o EPQ de parte de Ángel Pérez Maura (TCQ) acción iniciada en 2011 –apenas declarados triunfadores Pérez Molina y la Baldetti– que vendieron –prácticamente en propiedad– un patrimonio del pueblo –de un valor realmente incalculable– por el soborno de 30 millones de dólares.

¿Quiénes destaparon finalmente aquella podrida olla de asquerosos detritus entre España y Guatemala? Thelma Aldana e Iván Velásquez, en sus esplendentes cargos de Fiscal General de la Nación y de comisionado de Cicig –auspiciado por la ONU– respectivamente. Hazaña ésta que se sumó a muchas otras contra la corrupción ambiente en Guatemala y por las que recibieron los premios Nobel Alternativo y Wola de Derechos Humanos.

Conviene recordar este hecho ocurrido hace 3 años –la conferencia de prensa a que me refiero, ofrecida en su día por Aldana y Velásquez– porque, en estos días, ha saltado a todos los medios internacionales y no digamos de Guatemala el hecho de la aprehensión de Pérez Maura en España por el caso que refiero (venta de EPQ a TCQ de Pérez Maura) aunque indirectamente. Nuestro país lo reclama por tres graves delitos de los cuales solo uno puede ser considerado para su procesamiento en Guatemala. Fue detenido en España por un delito colateral, pero unido al caso principal.

Lo que importa –en la reflexión que hago– es el largo recorrido anticorrupción y anti impunidad de Thelma Aldana. El caso de Ángel Pérez Maura –que se creyó intocable en España y no digamos en Guatemala, donde se apaña la podredumbre al por mayor– es uno más de los muchos por ella perseguidos durante los 4 años que se desempeñó como jefa del Ministerio Público.

Esta andadura, recorrido, currículo judicial y carrera dentro de la persecución penal realizada bizarramente por Thelma Aldana, ha dado frutos iracundos (como las “Viñas de la Ira”) contra ella en este país con una “cultura”, es decir, costumbre, de absoluta corrupción hasta en los entresijos menos importantes del Estado. País podrido por todos lados. Estado paria aunque para algunos esta última clasificación les duela insoportablemente, porque la verdad arde.

La inscripción de Aldana como candidata a la presidencia de la República –por todas estas hazañosas virtudes, en contra de la impunidad, que con toda legitimidad la rodean– ha desatado contra ella no una ola sino toda una tormenta satánica. La memoria y el recuerdo de casos como el de Pérez Maura –ahora mismo vuelto a la picota pública– causa efectos verdaderamente insólitos como el del famoso juez Cruz, que ha recibido maleta de activos para lavar y carrazo blindado y seguridad de mafioso –según nos cuenta elPeriódico– de parte del mismísimo cómico presidencial, en la Casa que detenta oficialmente. “Amor con amor se paga”, sentencia JRZ en el medio que preside.

La tormenta contra Thelma Aldana arreció en marzo con esta orden de Cruz de aprehenderla y la terrible amenaza de Degenhart de llevarla a cabo. “Nada más se ponga a mi alcance y la apreso”, informó terrífico y apocalíptico el ministro. Y la candidata tuvo que “refugiarse” en El Salvador.

País insólito de insólitas elecciones, de impredecible Tribunal Supremo Electoral que se desdice de sus decisiones; de Corta Suprema de justicia plena de anti magistrados, electos mediante coimas y sobornos aceptados por diputados que, a su vez, –en el fiambre podrido de corruptos– también quieren ser presidentes del país, por el mismo partido que llevó al payaso mayor a la presidencia: el FCN, me refiero al kaibil Galdámez.

Continúa el próximo lunes.

Artículo anteriorHistorias para ser contadas: Venezuela
Artículo siguienteSí a las ideologías