Bien dicen que para burro no se estudia porque el autoafamado Doctor en Derecho se quemó solito cuando anunció que por el caso de Thelma Aldana y José Carlos Marroquín vienen capturas tras una denuncia que fue forzada desde el Congreso y que se limita a decir que la Consultoría realizada por Marroquín fue ejecutada, pero no fue socializada al interno del Ministerio Público. Al anunciar que viene una orden de captura dejó en evidencia que la cooptación de los órganos de justicia se está ejecutando a marchas forzadas y que desde afuera están coordinando los pasos que tienen que dar los juzgadores a los que se encomiendan determinados casos. Porque no hay forma de que un candidato presidencial pueda estar al tanto de qué órdenes de captura están ya por ser dictadas en ningún proceso del que no sea parte interesada.

Fue como cuando la orden de captura contra Thelma Aldana fue “filtrada” a los medios no obstante que el proceso en su contra, armado a toda velocidad por la Fiscal Consuelo Porras, quien al fin mostró un aire con remolino aunque solo haya sido para montar un proceso contra su odiada antecesora, se encuentra bajo tan estricta reserva que ni siquiera a los abogados de la sindicada se les ha permitido tener acceso a las supuestas investigaciones. Y es que se calculó que esa “filtración” ayudaría a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral que ya estaban apalabrados para darle el estacazo a quien acompañó a Iván Velásquez en la fuerte lucha contra la corrupción desde el 2015 hasta mediados del año pasado.

Desde hace tiempo se sabe que en Guatemala el sistema de postulación de aspirantes al cargo de magistrados terminó por prostituir la academia que no sólo generó universidades de cartón, sino universidades que entregan cartones a diestra y siniestra y que esos “títulos” y posgrados son los que sirven para acreditar méritos académicos para incrementar las posibilidades de los postulados.

Nuestro Sistema de Justicia está no sólo de vuelta al reino de la impunidad, sino que se utiliza para castigar a los que fueron de alguna manera parte de la lucha contra los pícaros que llevan décadas sangrando al país al robarse hasta el último centavo que quede mal parado. La comunidad internacional ha puesto más atención que los mismos ciudadanos y 44 ganadores de premios Nobel han alertado sobre la situación de retroceso en materia de respeto a la ley y al Estado de Derecho en el país, lo que se evidencia con esas manipulaciones de la justicia.

Redacción La Hora

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