Marco Trejo
Ni hemos terminado la primer semana del inicio de la Campaña Electoral 2020-2024, y se han suscitado muchas situaciones atípicas, a los ocho procesos anteriores (desde 1985), donde el trabajo electoral era político y no judicializado como lo hemos vivido hasta este momento.
Hasta los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, tal es el caso de María Eugenia Mijangos, se han manifestado con preocupación por la forma que ha iniciado este décimo proceso, el cual lo ha considerado como un proceso “diferente, judicializado y candente”, según lo manifestó a una radio local.
Lo único que demuestran los partidos políticos es que son organizaciones desordenadas, sin bases y sobre todo sin ideologías y ética. No es posible que tengamos 24 candidatos presidenciales y solamente uno o dos hagan un trabajo de altura, dando a conocer sus planes de trabajo y la hoja de vida de su candidato, con el fin de que la población conozca de la preparación que tienen, sus dirigentes, para tomar las riendas de un país que es considerado por muchos, como un “Estado fallido”.
En esta larga semana hemos visto señalamientos, amenazas y hasta agresiones personales, lo cual lo único que causa es que se incremente la apatía de la ciudadanía, quien busca tener un candidato para otorgarle su voto el próximo 19 de julio, cuando se realice la primera vuelta que permitirá cambiar casi la totalidad de puestos públicos, que van desde el Presidente de la República, los alcaldes y diputados al Congreso de la República, esperando tener mejores perspectivas de vida.
Pero lamentablemente, esto no se vislumbra como una campaña de altura, por la forma como se está desarrollando esta justa política, la cual esperamos que no vaya a tener la mezcla de la violencia electoral y que de una fiesta del pueblo lleguemos al luto y dolor para la familia guatemalteca, que ha tenido muchos muertos y no quiere más.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo un llamado de paz al convocar a la firma de un pacto de caballeros entre los partidos políticos, pero lamentablemente no fue firmado por todos los participantes, unos argumentando no haber podido por equis o ye circunstancia y otros simplemente no dieron una explicación convincente, lo cual deja en el limbo el compromiso con el país y la ciudadanía, quien espera participar en un proceso muy importante para el desarrollo de Guatemala.
En las diferentes propuestas políticas, hemos logrado ver que se encuentran mezclados candidatos conocidos con otros no tan conocidos, quienes llevan a su lado jóvenes sin kilometraje, lo cual hasta cierto punto puede ser bueno, pero que en la mente de los votantes deja el mensaje que la “vieja política”, no quiere dejar de mamar de la ubre del Estado y no permiten un cambio generacional, para que surjan nuevos líderes, con ideas acorde a los cambios que ha sufrido el mundo y por supuesto nuestra querida Guatemala.
En cambio esta denominada: “vieja política”, lo que está demostrando es que no quiere adaptarse a las necesidades que tienen las nuevas generaciones, esos jóvenes que buscan oportunidades para desarrollarse, para buscar nuevas expectativas de vida y mejorar la calidad de vida, de un país que ha sufrido las secuelas de la corrupción, ese proceder que tanto nos ha afectado y no nos ha permitido, como sociedad, tener escuelas de calidad, hospitales abastecidos, puestos de trabajo dignos y algo muy importante: un Estado que satisfaga las necesidades de una población que tiene índices negativos de desarrollo humano.