Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Esta semana se conoció el informe del Departamento de Estado acerca de Guatemala y en el mismo se evidencia con pelos y señales la realidad que como país estamos viviendo y luego, se conoció que debido al mal uso de los Jeeps J8, Estados Unidos había congelado la ayuda a la Fuerza de Tarea.
El Gobierno aún no explica exactamente cuál es su intención y propósito, pero el día de ayer mandaron a apilar todos los J8 a la Fuerza Aérea, incluidos los que están descompuestos y como hay silencio, la decisión se entiende como una bravuconada más que empezó con las arrogantes declaraciones de Mario Duarte.
Uno se imaginaría una reacción/berrinche de esa naturaleza de alguien que coquetea con los chinos y con Rusia como lo hacen Nicolás Maduro y Daniel Ortega, pero no se entiende mucho esa reacción de alguien que hasta movió su Embajada en Israel para quedar bien con Donald Trump y Nikky Haley.
El problema con este Gobierno es que no le gusta la rendición de cuentas y estar sujetos al escrutinio, al punto que estamos como estamos porque Jimmy Morales se ha prestado a ser el ejecutor de los planes de quienes desean operar para regresar al pasado de impunidad y cooptación.
En lugar de tener humildad y buscar un acercamiento para resolver las cosas, lo que hacen es elevar el tono del berrinche y llevar la relación con Washington a un nivel complicado porque están bravos que se haya suspendido la ayuda a la Fuerza de Tarea, ya que nuestro Gobierno estima que pueden hacer lo que les dé la gana.
Son muy preocupantes las reacciones de este Gobierno y más aún que, incluso aquellos que viven atemorizados por sus visas y que han sido aliados del régimen, no le hagan ver que con berrinches no van a resolver lo que necesitan ante los guatemaltecos y la comunidad internacional que, al dar apoyo, tiene todo el derecho a decidir sobre los bienes donados o pronunciarse por asuntos internos que tendrán repercusiones más allá de nuestras fronteras.
Cualquiera con dos dedos de frente, no podía esperar nada diferente con relación a este caso de los Jeeps J8 porque fueron usados para amenazar a la misma Embajada de los Estados Unidos en aquel día que tuvieron las ganas de sacar al Comisionado a la fuerza. Agradecidos deberían estar que, por ahora, solo se haya congelado la ayuda a la Fuerza de Tarea porque las cosas se pueden poner peor.
Si el Gobierno tiene humildad y rectifica usando esos carros para lo que se los dieron, las cosas se pueden alivianar pero sí insisten en usar esos vehículos para otros fines (incluso para asustar a la gente en la ciudad), no habrá manera que eso se pueda ir resolviendo poco a poco.
Lo que sí es cierto es que cada vez es más claro para la comunidad internacional y para Washington mismo, que este Gobierno nunca ha sido franco ni sincero.