El Pacto de Corruptos está generando reacciones fuertes en el extranjero que pueden llevarnos a los niveles de aislamiento internacional que se vivieron durante el Conflicto Armado Interno luego de que por la violación de derechos humanos muchos países enfriaron su relación con Guatemala. En efecto, después de que el gobierno de Jimmy Carter retiró la ayuda militar por la violación de derechos humanos, en todos los foros internacionales se fueron sucediendo condenas hacia nuestro país cada vez que se hacía un análisis de la situación de tales derechos.

La reacción guatemalteca fue, como la de ahora con los Jeeps J8, de berrinche. Se empezó a hablar de Jimmy Castro, equiparando al presidente de EUA con el dictador cubano, y el mismo Lucas se burlaba del tema diciendo que todo era a causa de “los izquierdos humanos”, dando a entender que el tema del respeto era agenda de la izquierda. Llegamos al punto de que hasta las mismas dictaduras latinoamericanas de países donde se acuñó el término de “guerra sucia” se distanciaron de nuestro país y fueron, como ahora, Israel y los corruptores de Taiwán los puntales de nuestras relaciones internacionales.

Ni siquiera el triunfo de Ronald Reagan, por el que en Guatemala se escucharon celebraciones con cohetes en las zonas más acomodadas, pudo revertir las sanciones dispuestas por la Casa Blanca, y eso que también entonces se hizo intenso cabildeo y se pensó que por ser Reagan de otro tinte ideológico iba a terminar con la exigencia en el tema de derechos humanos.

Pues en esa ruta vamos ahora y lo vemos con las reacciones de Estados Unidos, del Parlamento Europeo y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que han emitido pronunciamientos sobre la situación de nuestro país en tono de preocupación y alarma. Con el agregado de que ahora a la amenaza a los derechos humanos se suma el tema de la corrupción y la impunidad que, siendo problemas históricos, fueron desnudados por el importante aporte que vino a hacer la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala que se conformó a petición de los guatemaltecos a la Organización de Naciones Unidas.

La corrupción es un fenómeno mundial, pero hasta los países corruptos tratan de lavarse la cara y no se quieren identificar con alguno descaradamente corrupto como es el caso de Guatemala en donde, según el Presidente, la corrupción no sólo es normal sino parte de la educación del pueblo. Por ello es que ahora empezamos a quedar nuevamente arropados sólo por Israel y Taiwán, este último que ha sobornado a nuestros políticos.

Redacción La Hora

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