Esta mañana el editorial del diario New York Times se refiere a la política migratoria de Estados Unidos y afirma que en vez de construir un muro hay que construir una América Central diferente para combatir la corrupción, las pandillas y la violencia, factores que junto a la pobreza son causantes del flujo migratorio que el presidente Trump pretende contener con una muralla en la Frontera Sur de su país.
Mientras en Centroamérica persistan las causas de la migración, la misma no se podrá contener por muchos muros que se construyan, dice el influyente diario norteamericano que responsabiliza a Estados Unidos de parte de lo que ocurre en Guatemala, Honduras y El Salvador porque se han apañado gobiernos corruptos, citando como ejemplo concreto el aval a la fraudulenta reelección en Honduras, pese a que la OEA ya había pedido que se repitieran las elecciones.
Siendo el caso que, según el New York Times, el 90 por ciento de la droga que consumen en Estados Unidos pasa por nuestros países, es natural que tenga que existir una extensa red de corrupción que tolera la operación de los cárteles de la droga, entre otras cosas, en tanto que no se hace nada para impulsar desarrollo porque todo está puesto al servicio de esa corrupción rampante que ha sido perseguida por algunos fiscales y jueces que encuentran fuerte oposición de los poderes político y económico, dice el diario.
En el caso concreto de Guatemala, la indiferencia de algunos en Estados Unidos frente a los abusos de Morales para contener la lucha contra la corrupción que le puede alcanzar a él, ha sido un factor importante para destruir avances significativos que por vez primera en nuestra historia hicimos para procesar a los corruptos y evidenciar la forma en que los sobornos están en el centro de las decisiones que toman los oficiales de distintas dependencias.
Y es oportuno señalar el falso discurso de Morales que se opone a la CICIG por “atentar contra la soberanía”, pero ayer atacó a la ONU por no intervenir más directamente en el caso de Venezuela en el que, para variar, vuelve a cerrar filas con Trump colocando a Guatemala como perrito faldero de las decisiones de la Casa Blanca, tal y como lo hizo con el traslado de la Embajada de Guatemala en Israel.
Por supuesto que el New York Times y nosotros estamos arando en el mar porque sugerir lo lógico y congruente no procede en estos trastocados tiempos de la mentira y el engaño como instrumentos de los gobiernos.