Si alguna duda podía existir sobre cómo la corrupción afecta a los más necesitados y pobres, tiene que haber desaparecido al ver el comportamiento de los diputados, esos mismos que fácilmente suman votos para todo lo que interesa al Pacto de Corruptos, pero que no hicieron nada durante largos meses para aprobar un préstamo del Banco Mundial que sería destinado a combatir la desnutrición que afecta a la niñez guatemalteca.

Parte de la corrupción es que los implicados vean solamente el derecho de su nariz y eso cabalmente se confirma con esa criminal indiferencia frente a uno de los problemas estructurales más serios de la realidad guatemalteca. Recordemos que sin mucho esfuerzo lograron hasta la mayoría absoluta para aprobar aquel asqueroso paquete que otorgaba amnistía a los responsables de diversos crímenes, entre ellos los de corrupción, pero no lograron reunir 80 pinches votos para asegurar un financiamiento externo que tendría efecto en la población más indefensa y necesitada.

Los mismos que tan diligentemente sacan comunicados para aplaudir todo lo que ha hecho Morales para expulsar a la CICIG guardan silencio ahora cuando se perjudicó a los niños habidos y por haber, porque seguirán generándose los perniciosos efectos de esa desnutrición crónica que marca para siempre a quienes la sufren en la infancia. No podremos jamás ser un país competitivo y que atraiga inversiones si nuestra población sigue condenada a un brutal subdesarrollo por la falta de alimento en los primeros años de existencia. Buena falta hubiera hecho en esta circunstancia un comunicado de los que rápidamente se pronunciaron cuando el Gobierno arbitrariamente dio por cancelado el Acuerdo con Naciones Unidas.

En cualquier país con mínimos de verdadera democracia ninguno de estos indiferentes diputados podría soñar siquiera con la reelección porque el electorado les pasaría la factura por su irresponsabilidad criminal en el manejo de un tema tan sensitivo. En cambio veremos, cómo por la farsa del sistema de la representación del pueblo en el Congreso, volverán a ese recinto muchos de los que son operadores de procedimientos para usar la aprobación de ese préstamo como instrumento de chantaje para buscar la aprobación de iniciativas polémicas como la llamada de Reconciliación, que es una amnistía por los delitos cometidos en el marco de nuestro conflicto armado.

Si existe la justicia divina deberían pagar un alto precio todos los responsables de haberle fallado a la mitad de los niños guatemaltecos que padecen desnutrición y a los millones que nacerán en iguales condiciones. Haber manipulado la agenda maliciosamente les debería pasar una muy seria factura.

Redacción La Hora

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