Cartas del Lector

post author

Ana María Méndez Dardón

Este año el pueblo de Guatemala, como cada cuatro años, marcará en una boleta el signo de un partido político. Decidirá quién será la presidenta o presidente del país. Al mismo tiempo elegirá a sus “representantes” ante el Congreso de la República, prácticamente sin saber quiénes son las y los candidatos porque solo marcan el signo. Pongo entre comillas la palabra representantes porque son todo menos nuestros representantes. Pongamos un ejemplo: ¿Cuál es el porcentaje de representación de mujeres en el Congreso? Solo un 19% ante una población con 51% de mujeres. Pero vamos más allá de los números, realmente las mujeres ¿Nos sentimos representadas? ¿Nuestros derechos son objeto de interés de la agencia legislativa? De pronto sí les interesa, pero para oprimiarnos más con leyes retrógradas como la Ley para la protección de la Vida y la Familia (Iniciativa 5272).

Por si fuera poco, este año los narcodiputados electos en el 2015 (sí, con todo el juego sucio va demostrado en los casos de la CICIG) decidirán quiénes serán las y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y en las Cortes de Apelaciones. Si bien las Comisiones de Postulación limitan, hasta cierto punto, la discrecionalidad de los diputados y diputadas, éstas también están cooptadas por el crimen (otra situación demostrada por el MP-CICIG).

Me siento muy preocupada por la situación de Guatemala, más que nunca. Porque creí que íbamos dando pasos, pequeños, pero al final pasos, para mejorar. Pero no. No puede ser que cada vez que avanzamos un poco al tiempo nos toque empezar de cero. Salir de las cavernas otra vez. En 1996 con la finalización del proceso hacia la paz, tuvimos un momento, una oportunidad histórica ( como muchas otras, la de 1054 con Jacobo Árbenz y en 1977 con Manuel Colom Argueta), pero se nos está escapando, mejor dicho se nos escapó otra vez. Las facturas se pagan muy caro. Duele mucho que para muchos que hemos dejado nuestra vida por este país, nuestros nietos tengan que pagar esas facturas.

Estamos hablando que en este año se reacomodan las fuerzas oscuras y criminales en los tres poderes del Estado. En lo que respecta al Poder Ejecutivo, solo veo caras de candidatos y candidatas. No veo propuestas, contenidos, planes, programas. Una agenda mínima de Estado para empezar de nuevo. Solo se ve oportunismo y hambre por seguir hartando del Estado.

En teoría somos una democracia representativa, pero no un Estado democrático real ni funcional. Mientras haya un pueblo con hambre, violencia y tanta corrupción, la lucha debe de continuar. Pero una lucha guiada por un ideal, por un norte iluminado con los principios de la justicia social y de la equidad. Ya es hora Guatemala.

Artículo anteriorBanguat prevé crecimiento económico entre 3 y 3.8 por ciento
Artículo siguienteEl voto nulo