Cartas del Lector

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Edgar Villanueva

El 5 de febrero, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dio frente a una sesión Conjunta del Congreso, su segundo informe del Estado de la Unión. A través de este informe, establecido en la Constitución (Artículo II, Sección 3), el Presidente informa al Congreso sobre la condición en la que se encuentra el país y recomienda al Congreso tomar acciones sobre una amplia gama de temas.

Es admirable la tradición del informe del Estado de la Unión. En primer lugar, porque es un momento en el cual “el hombre más poderoso del mundo”, informa a los representantes del pueblo, sobre los asuntos de la nación. Considero que hay pocas cosas tan democráticas como esta y me parece muy importante que en Guatemala también tengamos una instancia similar. En segundo lugar, porque, en términos generales (con pronunciadas excepciones en este discurso recién pasado), es un momento donde los Congresistas estadounidenses aplauden al líder del Ejecutivo por sus logros, aunque lo hayan criticado o lo critiquen por sus desaciertos. Y finalmente, porque al informe son invitados ciudadanos “de a pie” quienes son el reflejo de algunos temas del discurso, y el mismo tiempo el reflejo de millones de norteamericanos que son beneficiados o afectados por el “Estado de la Unión.”

Este año uno de los temas centrales fue la migración irregular y las medidas que el presidente Trump quiere implementar para frenar la misma, específicamente la continuación de la construcción de un muro en la frontera. Este tema sigue siendo controversial en el ámbito político estadounidense porque se ha convertido en un bastión de campañas por los fracasos que han sufrido las reformas migratorias que se han intentado en el pasado. Su abordaje es de suma importancia para Guatemala, pues los números de connacionales que salen de nuestro país en búsqueda de mejores condiciones económicas en Estados Unidos son altos. Ojalá se comprendiera que la única solución sostenible a este reto es crear un muro de oportunidades en Guatemala. Otro tema al que tenemos que poner atención es la mención de la renegociación del antiguo NAFTA como un éxito para la administración Trump. Esta postura debe de ponernos en alerta con el CAFTA y de motivar la preparación de escenarios y los acercamientos bilaterales y regionales para asegurarnos que permanezca como esta, o en todo caso, se mejoren las condiciones de este.

Finalmente, la mayoría de los temas tratados fueron de la agenda local, con la excepción de Venezuela, otro clavo ardiente en nuestra región y donde el Gobierno de Estados Unidos se ha mostrado en una posición de apoyo al nuevo gobierno instituido. Veremos cómo avanzan estos tres temas esperando que el Estado de la Unión genere las condiciones para que se pueda realizar una reforma migratoria integral, donde la renegociación de tratados se haga de manera que beneficie a todas las partes en el mayor grado posible y donde la libertad y la democracia sean la regla en nuestro hemisferio.

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