Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz Lemus

Quiero escribir una columna donde yo no escriba nada. Pensando en eso, recordé una canción latinoamericana que ganó un festival de la OTI y que decía: “me da pereza abrir la boca, para decir lo mismo que dijeron tantos”. Canción con la que, por cierto, se aseguró en nuestro país, que le habían robado el primer lugar a nuestra representante, que quedó segunda. Todo ocurrió en 1974 y yo apenas tenía 15 años. Pero igual se decía entonces, que nuestro Himno Nacional era el segundo más lindo del mundo. ¿Cómo podía sostenerse eso?, todavía no lo he descifrado.

Quisiera una columna como si me apoyara una especie de ghostwriter, aunque con permiso de los aludidos; a quienes voy a mencionar para no robarles nada. Así que no será tan fantasmagórica.

Dicen que Ronald Gibson, un médico familiar inglés, habló en público sobre diferencias generacionales y para el efecto mencionó cuatro citas:

1) “Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen en pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos”.
2) “Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder; porque esta juventud es insoportable, a veces desenfrenada, simplemente horrible”.
3) “Nuestro mundo ha llegado a un punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos”.
4) “Esta juventud está malograda hasta el fondo de su corazón. Muchos jóvenes son malhechores y ociosos. Jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”.

Parece que la gente aprobó sin chistar, hasta que el conferencista advirtió el origen de cada sentencia. La primera era de Sócrates (470-399 A.C.); la segunda era más antigua, de Hesíodo (720 A.C.); la tercera de un sacerdote anónimo del 2000 A.C. y la cuarta era un escrito en un vaso de arcilla en Babilonia con más de 4000 años.

Esto encaja con mi idea de que, antes que nada, los humanos somos una especie. Solemos todos tener una opinión que parte de nosotros mismos como referencia medular. Eso hace que nos extralimitemos fácilmente y celebremos lo vivido, a lo mejor celebrándonos un poco a nosotros mismos para sentirnos la gran cosa. Nuestras opiniones son más bien animosas. Me lo recordó un texto de Wendel Berry, quien actualmente tiene 84 años. Es un granjero y agrarista de Kentucky, que como escritor que decidió ser también, redactó el siguiente contenido en El Arte del lugar común: los ensayos agrarios:

“Hemos vivido asumiendo que lo que era bueno para nosotros sería bueno para el mundo. Y esto se ha basado en el supuesto aún más débil, de que podríamos saber con certeza lo que era bueno, incluso para nosotros. Hemos superado el peligro de esto al hacer de nuestro orgullo personal y codicia, el estándar de nuestro comportamiento hacia el mundo, para la desventaja incalculable del mundo y de todo lo que vive en él. Y ahora, quizás muy cerca de demasiado tarde, nuestro gran error se ha vuelto claro. No es solo nuestra propia creatividad, nuestra propia capacidad de vida, lo que es sofocado por nuestra arrogante suposición. La creación misma es sofocada; nos hemos equivocado. Debemos cambiar nuestras vidas, de modo que sea posible vivir con el supuesto contrario de que lo que es bueno para el mundo será bueno para nosotros. Y eso requiere que hagamos el esfuerzo de conocer el mundo y aprender lo que es bueno para él. Debemos aprender a cooperar en sus procesos y a rendirnos a sus límites. Pero aún más importante, debemos aprender a reconocer que la creación está llena de misterio. Nunca lo entenderemos del todo. Debemos abandonar la arrogancia y quedarnos asombrados. Debemos recuperar el sentido de la majestuosidad de la creación y la capacidad de ser adorados en su presencia. Porque no dudo que solo bajo la condición de humildad y reverencia ante el mundo, nuestra especie podrá permanecer en él”.

Me quedo con eso, no tengo nada más que decir.

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