Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“En un mundo de libre comercio y democracia, no hay incentivo para la guerra y la conquista.” Ludwig von Mises.

En el país no existen reglas relacionadas al buen comercio, al no existir normativa concerniente al mismo, porque el Código de Comercio regula aspectos legales de la formalización de las empresas, de las sociedades, y de los comerciantes individuales, pero quedan en el limbo jurídico las relaciones entre los comerciantes y los consumidores, es cierto que dentro de nuestro ordenamiento legal, contamos con una Ley de Protección al Consumidor y Usuario, lo único innegable es que la ley no se cumple, porque como reza un dicho popular “Hecha la ley hecha la trampa”, existen cantidad de leyes que no se aplican.

En este contexto e interconectada con las relaciones entre los comerciantes y los consumidores, nos encontramos con que los segundos, nos encontramos con total falta de tutela por parte de las autoridades del país, quienes deben ser en última instancia, las encargadas de evitar la falta de proporción, derivado de la ausencia de una ley que guarde el equilibrio entre estas relaciones.

Viene a colación lo anterior, derivado de lo que vivimos como usuarios y consumidores, nos encontramos ante la ley de la selva, por ejemplo la política de los supermercados, en los que existen “ofertas” que son todo menos lo que se anuncia, porque si se trata de aparatos electicos, estos tienen una garantía de tres meses, al cuarto ya no sirven, si se trata de comida toda la ofertada tiene una fecha de caducidad de muy corto tiempo, adicional a lo anterior no se encuentran los mismos productos y de la misma calidad en las mismas cadenas, dependiendo de la zona en la que se encuentren instalados, por ejemplo: no se encuentra la misma calidad de un determinado producto en la misma cadena de supermercados de la zona 18 y uno en carretera a El Salvador, aunque el precio sí sea el mismo o parecido.

Igual o parecida situación sucede con los productos de consumo general como la gasolina, en nada incide que el valor del tonel baje a nivel mundial por un plazo relativamente largo, acá con la excusa que ya se encuentra en el inventario, el precio no puede bajar, sin embargo, cuando sale al mercando interno la gasolina comprada a un valor más bajo, la misma no baja de precio, adicional a lo anterior que la Asociación Guatemalteca de Expendedores de Gasolina es la que fija el precio de la gasolina en todo el país, por lo que no existe la libre competencia entre los diferentes comercios que se dedican a expender el llamado oro negro, derivado de lo anterior, como consumidor no se puede buscar el mejor precio, porque el precio será siempre el mismo, aunque no sea el más justo.

Lo mismo sucede en los mercados cantonales, dentro del mercado todos los comerciantes venden un mismo producto casi a un mismo precio, incluso lo comparten cuando le falta a alguno, pero de mercado en mercado, el precio dependiendo de la capacidad económica de los consumidores, así es la calidad y precio del producto, veamos ¿Por qué los tomates no pueden tener el mismo precio en todos los mercados? Porque no es la misma calidad entre uno y otro tomate, le aconsejo hacer la prueba.

Sin ser contraria al libre mercado, considero que es necesario una ley de regularización mínima de precios, incluyendo la calidad de los mismos, porque no puede existir un libre mercado, si no se respeta al consumidor, y este respeto principia con la calidad y el precio del producto, todos los guatemaltecos tenemos el derecho constitucional de ser tratados de igual manera, y ésta principia por recibir todos, la misma calidad y precio, del mismo o igual producto o servicio.

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