Luis Enrique Pérez

lepereze@gmail.com

Nació el 3 de junio de 1946. Ha sido profesor universitario de filosofía, y columnista de varios periódicos de Guatemala, en los cuales ha publicado por lo menos 3,500 artículos sobre economía, política, derecho, historia, ciencia y filosofía. En 1995 impartió la lección inaugural de la Universidad Francisco Marroquín.

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Luis Enrique Pérez

El año solar es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa en torno al Sol, o vuelta orbital. Tiene aproximadamente 365 días y seis horas. El año lunar es el tiempo que tarda la Luna en completar doce ciclos de fases lunares, con respecto a la Tierra. Cada ciclo consiste en ocho fases lunares. El año lunar dura 354 días del año solar. El calendario que se basa en el movimiento del Sol es solar; y el que se basa en las fases de la Luna es lunar. Hay, empero, calendario unisolar, es decir, combina movimiento del Sol y fases de la Luna.

Celebrar el Año Nuevo es celebrar el día en que comienza un nuevo año. Quizá en Mesopotamia, hace 2,000 años antes de la Era Cristiana, el comienzo del año se celebraba en un día próximo al 21 de marzo. Ese día era el equinoccio de primavera, cuando el día y la noche duran el mismo número de horas (en el hemisferio norte). El año de Mesopotamia era lunar.

Los egipcios, fenicios y persas celebraban el comienzo del año en un día próximo al 21 de septiembre. Era el equinoccio de otoño (en el hemisferio norte). El año egipcio y el persa eran solares. El fenicio era lunar. Los griegos celebraban el comienzo del año en un día próximo al 21 de diciembre. Era el solsticio de invierno, cuando el día tiene la menor duración en el año (en el hemisferio norte). El año griego era lunar; pero se combinaba con el año solar.

Los primeros romanos celebraban el comienzo del año en el primer día de marzo. Era el mes del dios Marte, imaginado padre de Rómulo y Remo, fundadores de Roma. El año era lunar; y tenía diez meses. En el año 700 fueron agregados dos meses: enero y febrero. Era un calendario excesivamente inexacto con respecto a las estaciones del año. En el año 153 antes de la Era Cristiana, los romanos comenzaron a celebrar el comienzo del año en el primer día de enero. Era el mes de Jano, dios de las puertas, del comienzo y del final de las cosas, dotado de dos rostros opuestos. Presuntamente uno miraba hacia el pasado, y uno hacia el futuro.

En el año 46 antes de la Era Cristiana el dictador perpetuo Julius Caesar decretó un calendario basado en el año solar, obra principalmente del astrónomo Sosígenes de Alejandría. Era incomparablemente más preciso que el antiguo calendario lunar. Se adelantaba un día cada 128 años. En el nuevo calendario, llamado “juliano”, el comienzo del año se celebraba en el primer día de enero.

En el año 567 de la Era Cristiana, el segundo Concilio de Tours abolió la celebración del comienzo del año en el primer día de enero. Entonces los pueblos cristianos lo celebraron, por ejemplo, en el día 25 de marzo, cuando se celebraba la Fiesta de la Anunciación; o en el día de la Pascua, recomendado por el tercer Concilio de Tours, en el año 755.

En el año 1582 el Papa Gregorio XIII decretó un nuevo calendario solar. Era más preciso que el juliano, que se había adelantado diez días. Este nuevo calendario se adelantaría casi un día cada 3,333 años. Fue llamado “gregoriano”. Está vigente en la mayoría de países del mundo. En este calendario el comienzo del año se celebra en el primer día de enero.

Post scriptum. El Papa Gregorio XIII, en la bula Inter Gravissimas, decretó el nuevo calendario, que había sido ordenado por el Concilio de Trento.

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