En abierta violación a lo ya resuelto por la misma Corte de Constitucionalidad, el gobierno procedió ayer a notificar el plazo perentorio de 72 horas para que abandonen el país los diez investigadores de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala a quienes les fue retirada “la visa y la inmunidad diplomática”. No es únicamente una flagrante violación del Acuerdo con Naciones Unidas sobre la creación de la CICIG, sino una clara desobediencia a la CC que ya determinó que todo acto realizado en contravención de lo preceptuado en el Acuerdo de creación de CICIG es nulo de pleno derecho.

Por ello es que ayer mismo, cuando se estaba notificando a la Comisión el plazo perentorio, el diputado Linares Beltranena decía a Emisoras Unidas que el Procurador General de la Nación tenía que denunciar inmediatamente a los magistrados de la CC que han emitido ese tipo de resoluciones, a fin de que sean removidos de sus cargos en lo que deviene en una ruptura del orden constitucional.

De allí nuestra advertencia de que estamos a las puertas del Serranazo o, peor aún, de imitar las acciones dictatoriales que se han tomado en Venezuela y Nicaragua. El viejo temor de la derecha de que por la vía de la CICIG se pudiera replicar aquí el fenómeno de Venezuela era tan falso como es real el hecho de que nuestras élites están dispuestas a que se violente la legalidad con tal de que se detenga la lucha contra la corrupción. La declaración de ayer del Presidente de la Cámara de Industria y directivo del CACIF sobre la expulsión de los investigadores de la CICIG no deja lugar a dudas sobre el bando que escogió para jugar el gran empresariado en la coyuntura actual que vive el país.

Son horas críticas las que se viven en Guatemala porque no está en juego sólo la permanencia del personal de la CICIG sino el imperio del Estado de Derecho y la institucionalidad que no existe si se violenta la separación de los poderes del Estado y se atenta contra alguno de ellos o se le neutraliza de alguna manera para que incumpla su papel en el sistema de pesos y contrapesos.

Está en juego el futuro del país porque todo dependerá de si logramos derrotar a la corrupción o ésta afianza su dictadura que ha ido creciendo a pasos agigantados a lo largo de ese año tan funesto para los guatemaltecos y para el país. Han caído ya las caretas y los bandos están totalmente definidos.

Redacción La Hora

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