La nota enviada por el Departamento de Estado al representante Eliot Engel, quien dirigirá la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, no deja lugar a dudas porque es un amplio y absoluto espaldarazo a la CICIG y un tortazo en pleno rostro a los que venían diciendo que Trump vería a la Comisión de la ONU con los mismos ojos que ve al fiscal Mueller. No entendieron que, como dice la misiva, para Estados Unidos es “vital combatir los altos niveles de corrupción en Guatemala que contribuyen a la inseguridad, impide el crecimiento económico y ocasiona la inmigración ilegal hacia los Estados Unidos”.

Clarísimo mensaje que tienen que tomar en cuenta los que, desde la sombra, están tratando de embrocar al Presidente para que haga barbaridades porque ya están en el radar de quienes preparan las listas de los que apoyan la corrupción y que se deberán hacer públicas próximamente. Una cosa son los líos de Trump con el Fiscal Especial que lo investiga, y otra cosa muy diferente es el impacto que la corrupción en Guatemala tiene para los intereses de los Estados Unidos que reconoce claramente el perjuicio que causa la corrupción en temas que son cruciales para sus propios intereses.

Esta semana estuvieron alentando a Morales para que se lanzara al agua a denunciar el acuerdo con la ONU que dio lugar a la CICIG y es en ese contexto, léase bien, que el Senador Eliot obtiene respuesta del Departamento de Estado respecto a la postura oficial que hay en Washington con respecto a la CICIG.

Las reformas de las que hablan son las ya acordadas entre EUA y la ONU para hacer más eficiente a la CICIG y no para castrarla como ha querido hacer Morales, razón por la cual ni siquiera han tenido una respuesta de Naciones Unidas que, según dice la carta, habla directamente con Estados Unidos. Algo así como mandarle a decir a Morales que ya están tratando con el dueño del circo y que, literalmente, no tienen por qué hablar con los payasos.

En Estados Unidos se vigila ahora el comportamiento del gobierno en la lucha contra la corrupción causante de violencia, atraso económico y migración. Y por más que los que se sienten dueños del país sigan dándole instrucciones al oído, tanto el Presidente como ellos estarán siendo observados porque ya es oficial que Washington no avala las tretas contra la CICIG y reconoce el terrible daño que causa esa corruptela a la que aquí ellos siguen dando luz verde.

Redacción La Hora

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