Cartas del Lector

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Edgar Villanueva

En vísperas del próximo proceso electoral, hay una pregunta que seguramente se hacen todos los potenciales votantes. ¿Traerá el próximo Gobierno más empleos al país? ¿Qué tipo de ideas tendrá en el ámbito económico y cuál es su plan para generar oportunidades de trabajo y de inversión en un corto plazo?

Considero que es una de las preguntas principales que habría que hacerles a los candidatos una vez empiece la contienda electoral. Y creo que deberíamos enfocarnos en cómo planean estimular y dar confianza al sector productivo, principal motor de la actividad generadora de empleo. El Estado puede ser parte de esa estrategia, por ejemplo, reactivando la construcción de infraestructura y con ello generando oportunidades. Pero el único que puede hacerlo, con las condiciones adecuadas, de manera es el sector empresarial.

Y así de importante será, preguntar hacia dónde vamos a orientar esa mano del sector productivo que no se ve, de la que pocos hablan, la inversión social. Esta semana visité la fábrica de una empresa nacional, donde cientos de empleados (35% de ellas mujeres) se ganan dignamente la vida. La empresa, además de cumplir con sus obligaciones salariales y fiscales, ha acomodado un centro de apoyo para lactancia materna, y apoya una clínica médica a pocos metros de la fábrica para bajar el costo (a veces a 0) de los tratamientos médicos de los habitantes de la localidad. Asimismo, invierte una buena cantidad de recursos en apoyar programas de capacitación para los maestros de las escuelas locales y ha apadrinado 42 escuelas con programas de tecnología para elevar el nivel educativo de los niños.

Esta mano que no se ve, es bastante común en muchas empresas. En algunos casos como programas sofisticados y estructurados de responsabilidad social empresarial y en otros casos de manera “artesanal”, por las necesidades que surgen en las comunidades donde operan. Orientar estos esfuerzos en coordinación con el Estado es fundamental para ese hilo conductor del desarrollo nacional y puede ser un catalizador de dinámicas interesantes en beneficio de comunidades que lo necesitan.

Nuestro Estado sigue teniendo debilidades que no le permiten llegar a ciertos lugares y a ciertos temas. Por lo tanto, debe de buscar apoyo en aquellos que operan localmente y que tienen interés en ir más allá de sus obligaciones y aportar. La coordinación de estos esfuerzos puede ser una pieza importante para un Gobierno entrante que desee incrementar el impacto en la población más vulnerable en el corto plazo. Mucho dependerá de sus prioridades y de la orientación que le quiera dar a su proyección hacia la ciudadanía.

De nuestra parte, como potenciales votantes, nos queda monitorear a los candidatos y analizar su propuesta concreta en temas de generación de empleo, y ser críticos con aquellos que no tengan un norte fijo para dar oportunidades de trabajo y de inversión. Una oportunidad se avecina, tomemos en serio el análisis de las propuestas, y votemos por las más realistas y que nos hagan más sentido.

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