Juan Francisco Reyes

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Juan Francisco Reyes López
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En Guatemala termina el tercer año de gobierno y con ello también terminan las diferentes corrientes y opiniones políticas de los partidos.

El Tribunal Supremo Electoral, los partidos políticos o los grupos de poder son la misma chicha; es decir, la misma limonada. Muchos candidatos o precandidatos no definen cuál es su tendencia política, económica y social.

Un país que no se sabe a dónde va es lo mismo que un país sin partidos políticos. La Ley Electoral y de Partidos Políticos es una norma de derecho constitucional, pero si quienes la deben crear y reformar no saben qué contenido darle se convierte en una ley que rige al Tribunal Supremo Electoral, a los partidos políticos, pero que no se sabe realmente si es una ley política o si es una ley y normas para los partidos políticos.

A mis ochenta años, nadie puede venir a decirme que soy una persona improvisada. Fungí en todo el sector de gobierno; como empresario en las Cámaras de Comercio, de Finanzas, en todos los puestos de CACIF y en la Asociación de Amigos del País. Además, me desempeñé en instituciones como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social como su gerente general y posteriormente como su gerente interventor. Nunca trabajé por un sueldo, por privilegios. Si digo algo incorrecto invito a que se me aclare.

Dentro del sistema de partidos políticos nunca fui un “yoyo” que rebotara de un partido político a otro, que rebotara de una bancada, de una tendencia política a otra. Fui parte de las comisiones legislativas de Finanzas, de Relaciones Exteriores.

A tres meses de la convocatoria a elecciones generales, hay un montón de partidos políticos, un montón de candidatos, pero ninguno tiene definido un programa de gobierno, una propuesta que permita enfrentar los problemas más importantes y que aquejan a la población en general.

Pasarse de un partido político de derecha, a uno de izquierda o a uno de centro solo evidencia la mala situación del país. Lo que se necesita aquí son partidos políticos con programas de gobierno que permitan establecer cuáles serán las regalías que se van a establecer a las grandes empresas de la minería, cuál será la política salarial, la política de educación, salud, seguridad y cuál es la guía que va a determinar el costo de vida.

Ahora dedicarse a hacer acuerdos económicos no tiene importancia, es como decir yo voy a apoyar a Pedro y Juan, pero qué exijo para el país.

Ante la situación por la que atravesamos, creo que va a tener que renunciar la totalidad de magistrados del TSE para que podamos tener autoridades electorales que permitan a los partidos políticos realizar asambleas generales, departamentales y municipales con reglas sumamente democráticas. De lo contrario, a partir de enero estaremos en una rueda de Chicago política.

Dónde está un Efraín Ríos Montt, dónde está un FRG, yo no los veo; tampoco veo una Democracia Cristiana de la época de Vinicio Cerezo y a un líder como Alfonso Portillo, que dividió el poder conforme a la Constitución con el suscrito como vicepresidente y si alguien lo pone en duda revisemos los acuerdos que se emitieron sobre salarios mínimos, sobre políticas económicas, sobre control de costos de la Canasta Básica Alimenticia y de combustibles. Gobernar significa firmar lo que hay que firmar, no solo lo que le piden sus cuates.

¡Guatemala es primero!

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